lunes, 25 de julio de 2011

Porque Señor Jesús es el Dios viviente y permanece por todos los siglos.



Daniel 6:22-28; Romanos 5:1-2; Isaías 54:17; Salmo 34:7; Proverbios 11:8

Mi Dios envió su ángel,  el cual cerró la boca de los leones  para que no me hicieran daño,  porque ante él fui hallado inocente;  y aun delante de ti,  oh rey,  yo no he hecho nada malo.   Se alegró el rey en gran manera a causa de él,  y mandó sacar a Daniel del foso.  Sacaron,  pues,  del foso a Daniel,  pero ninguna lesión se halló en él,  porque había confiado en su Dios.  Luego ordenó el rey que trajeran a aquellos hombres que habían acusado a Daniel,  y fueron echados al foso de los leones ellos,  sus hijos y sus mujeres;  y aún no habían llegado al fondo del foso,  cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.   Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos,  naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.  De parte mía es promulgada esta ordenanza: “Que en todo el dominio de mi reino,  todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel”.  "Porque él es el Dios viviente  y permanece por todos los siglos,  su reino no será jamás destruido y su dominio perdurará hasta el fin. El salva y libra,  y hace señales y maravillas  en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel  del poder de los leones".  Daniel prosperó durante los reinados de Darío y de Ciro,  el persa.

Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz  para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes,  y nos gloriamos  en la esperanza de la gloria de Dios.

Ninguna arma forjada contra ti  prosperará,  y tú condenarás toda lengua que se levante contra ti en el juicio.  Esta es la herencia de los siervos de Jehová:  su salvación de mí vendrá,  dice Jehová.

El ángel de Jehová  acampa alrededor de los que lo temen  y los defiende.

El justo es librado de la tribulación,   pero su lugar lo ocupa el malvado.



DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Sigo los preceptos de la Palabra de Dios, y eso me hace inocente ante los ojos de Dios y de los hombres.   Los ángeles de Dios tienen la orden de acampar alrededor mío y garantizar mi seguridad. Salgo de los problemas a salvo a causa de mi confianza inquebrantable en el Señor Jesús.  Los que me acusan falsamente caerán por sus propios medios, mientras que yo continuo en avanzada.  La gloria de Dios se manifiesta en mi vida ya que obstinadamente me adhiero a Su Palabra, y a través de mi persistencia las demás personas podrán ver y respetar a Dios.  Dios nunca deja de realizar señales impresionantes y maravillosas.  Como Su hijo y seguidor de Sus preceptos, mi paz, gozo, justificación y  prosperidad en esta tierra están garantizadas.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.