domingo, 17 de abril de 2011

El Dios De Mis Padres Se Ha Manifestado


2 Reyes 18:29-36
Pasó el mediodía y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecer el sacrificio, pero no se escuchó ninguna voz, ni hubo quien respondiera ni escuchara. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: «Acercaos a mí». Todo el pueblo se le acercó, y Elías arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo: «Israel será tu nombre», y edificó con las piedras un altar al nombre de Jehová. Después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó la leña, cortó el buey en pedazos, lo puso sobre la leña, y dijo: «Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña». «Hacedlo otra vez», dijo; y lo hicieron otra vez. «Hacedlo la tercera vez» dijo de nuevo; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecer el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: «Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS. 

Soy fiel y leal a mi Padre Celestial. No me muevo por las amenazas, ni por las ofertas tentadoras del enemigo. Aunque el pecado ofrece placer temporal, sé el precio que se paga. Por lo tanto, no voy a ceder al pecado. Mi Señor Jesús me ha librado del pecado y de la muerte, éstos ya no tienen absolutamente ningún poder sobre mi vida. Los injustos no representan ningún peligro real para mí. Mi Padre Celestial ya me ha librado de sus garras. Estoy bajo Su escudo de protección y bendiciones y Él sólo permite que las bendiciones se aferren a mí. Dios Todopoderoso está de mi lado, por lo tanto las amenazas de los injustos son como nada y absurdas.
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.