miércoles, 13 de junio de 2012

El Señor Jesús no desecha un corazón humillado y confiado en El.


Edras 8:21-23; 7:6; Salmo 5:11-12; Salmo 23; salmo 33:18-19; Génesis 15:1; Romanos 8:28; Malaquías 3:11

Luego, estando cerca del río Ahava, proclamé un ayuno para que nos humilláramos ante nuestro Dios y le pidiéramos que nos acompañara durante el camino, a nosotros, a nuestros hijos y nuestras posesiones. En realidad, sentí vergüenza de pedirle al rey que nos enviara un pelotón de caballería para que nos protegiera de los enemigos, ya que le habíamos dicho al rey que la mano de Dios protege a todos los que confían en él, pero que Dios descarga su poder y su ira contra quienes lo abandonan.  Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó.

Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la ley que el Señor, Dios de Israel, le había dado a Moisés. Gozaba de la simpatía del rey, y el Señor su Dios estaba con él.

Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiende tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu Nombre. Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad.

El Señor es mi Pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas Fuerzas. Por amor a su Nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.

Pero el Señor cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor;   él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.

Después de esto, la Palabra del Señor vino a Abram en una visión: "No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa."

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

Exterminaré a la langosta, para que no arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto dice el Señor Todopoderoso.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Señor Jesús es mi único y suficiente Salvador. Ante El todo problema tiene que doblegarse.  Él es Suficiente para mí y para mi familia, en toda circunstancia y en cualquier situación.  Mis hijos están seguros rodeados de Sus poderosos brazos.  Él tiene especial cuidado y protege a todos los que están conmigo y se ocupa de que el enemigo no nos saquee.  Tengo confianza total en El Señor Jesús, Él es fiel a Su Palabra y sé que escucha cada una de mis oraciones.  Su bondad y Su misericordia están sobre mí, Él es mi escudo y mi protector.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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