miércoles, 20 de julio de 2011

El Señor Jesús me ha dado entendimiento para conocer a Dios.



1 Juan5:18-20; Juan 17:20-26; Romanos 8:14-17; 1 Corintios 1:30, 2:9-13

"Todo el que ha llegado a ser hijo de Dios deja de pecar. El Hijo de Dios lo mantiene seguro, y el maligno no le puede hacer daño."   Sabemos que somos de Dios aunque el mundo entero esté controlado por el maligno. "También sabemos que el Hijo de Dios vino y nos dio el entendimiento para conocer a Dios, al único Dios verdadero. Nosotros lo conocemos, pues estamos en su Hijo Jesucristo. El Padre es el verdadero Dios y la vida eterna."

"Estoy orando por estos hombres, pero te pido también por los que creerán en mí por medio de la enseñanza de ellos."  "Padre, te pido que todos los que crean en mí sean uno, así como tú estás en mí y yo estoy en ti. Te pido que ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste."   "Les he dado a ellos la misma gloria que tú me has dado para que sean uno, así como tú y yo somos uno."  Yo estaré en ellos y tú estarás en mí para que estén perfectamente unidos. Así el mundo sabrá que tú me enviaste y que tú los amas a ellos como me amas a mí. "Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo esté para que ellos vean la gloria que tú me diste, pues tú me amaste antes de la creación del mundo."   "Padre justo, la gente del mundo no te conoció, pero yo y estos también saben que tú me enviaste."   "Les mostré cómo eres y lo seguiré haciendo para que el amor con que tú me amas esté en ellos y yo viva en ellos."

Los hijos de Dios se dejan guiar por el Espíritu de Dios.   "El Espíritu que ustedes han recibido ahora no los convierte en esclavos llenos de temor. Al contrario, el Espíritu que han recibido los hace hijos. Por el Espíritu podemos gritar: "¡Padre, querido padre!"  El Espíritu mismo se une a nuestros espíritus para decir que somos hijos de Dios.  "Por ser hijos de Dios recibiremos las bendiciones que Dios tiene para su pueblo. Dios nos dará todo lo que le ha dado a Cristo, pero también tenemos que sufrir con él para compartir su gloria."

"Por medio de él, ustedes pertenecen a Jesucristo, quien se ha convertido en la sabiduría de Dios para nosotros. Por medio de Cristo, Dios nos aprueba, nos libra del pecado y nos santifica."

Pero, así dice la Escritura: "Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, y nadie ha maginado lo que Dios tiene preparado para aquellos que lo aman".  "Pero Dios nos ha mostrado eso por medio del Espíritu porque lo sabe todo, incluso los secretos más profundos de Dios.  "Nadie puede saber los pensamientos de los demás. El único que sabe los pensamientos de alguien es el espíritu que está dentro de él. Igualmente, nadie sabe los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios."  "Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para poder entender lo que Dios nos ha dado."    "Cuando hablamos de eso, no usamos las palabras que nos enseñan los humanos, sino las que nos enseña el Espíritu. Usamos palabras espirituales para explicar lo espiritual."


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

He nacido de Dios, por lo tanto, no sigo viviendo una vida de pecado.  Mi hermano mayor, el primogénito de la familia [el primero en nacer de Dios], es quien me mantiene a salvo, y el diablo no me puede tocar.  Sé que yo soy hijo de Dios y que todo el mundo a mi alrededor, que no está en la familia, está bajo el poder del maligno. Sé también que Jesús ha venido y que Él está conmigo ahora mismo.  El Señor Jesús me ha dado la capacidad para comprender a fondo la Verdad.  Él es el único que es Verdadero, y tengo un conocimiento profundo e íntimo de Jesús.   Estoy en Él y Él está en mí.  Él es mi Señor y mi Salvador.  Jesús es el Dios Verdadero y la Vida Eterna.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.