Ezequiel 18:30-32; Filipenses 3:13; Salmo 103:10-12; Hebreos 10:15-17
El Señor Dios dice: Yo soy quien juzga a cada quien
por su manera de vivir, así que cambien su manera de pensar y de vivir y
aléjense de su pecado para que la maldad ya no sea una carga para ustedes. Apártense
de todas las maldades que han cometido. Háganse de un nuevo corazón y espíritu.
¿Por qué has de sufrir el castigo de la muerte, pueblo de Israel? No quiero que
muera ninguno de los que han sido condenados. El Señor Dios lo ha dicho.
Hermanos, no considero haber llegado ya a la meta, pero esto sí es lo
que hago: me olvido del pasado y me esfuerzo por alcanzar lo que está adelante.
No nos ha dado el castigo que merecen nuestros pecados; ni nos trata
conforme a nuestras maldades. El fiel amor que Dios les tiene a los que lo
respetan es tan inmenso como el cielo sobre la tierra. Dios se ha llevado
nuestros pecados tan lejos de nosotros como lejos están el oriente y el
occidente.
El Espíritu Santo también nos habla de esto. Primero dice: Este es el
pacto que haré con mi pueblo en el futuro, dice el Señor. Pondré mis leyes en
su corazón y las escribiré en su mente. Luego
dice: Perdonaré sus pecados y nunca más recordaré sus pecados ni sus maldades.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Me he
arrepentido de mis pecados y han quedado atrás. El Señor Jesús me ha perdonado y me ha prometido que nunca más
los traerá a memoria. También voy a hacer
lo mismo. Mis errores del pasado no
pueden frenar mis victorias presentes. Me
liberé de mi pasado y avanzo hacia mi futuro que es Cristo Jesus. He nacido de nuevo – Soy un hijo de Dios con
un corazón y un espíritu nuevo. Ahora
vivo la vida que mi Dios y Señor Jesús me ha dado por Su gracia y Su bondad.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv