lunes, 12 de septiembre de 2011

¡El Regalo del Padre Celestial!


Ruth 2:12; 1 Samuel 24:19; Salmo 17:8, 58:11, 91:1-4; Gálatas 4:4-6; Romanos 8:14-17; 2 Corintios 1:3-4, 5:17
Que Jehová te recompense por ello,  y que recibas tu premio de parte de Jehová Dios de Israel,  bajo cuyas alas has venido a refugiarte

Porque  ¿quién encuentra a su enemigo y lo deja ir sano y salvo?  Jehová te pague con bien lo que en este día has hecho conmigo.

Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas

Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra"

El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.  Diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío;  mi Dios,  en quien confiare. Él te librará del lazo del cazador,  de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro;  escudo  y protección es su verdad.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,  nacido de mujer y nacido bajo la Ley,  para redimir  a los que estaban bajo la Ley,  a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.  Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,  el cual clama: "¡Abba,  Padre!"

Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,  son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos:  "¡Abba,  Padre!"  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios. Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios  y coherederos con Cristo,  si es que padecemos juntamente con él,  para que juntamente con él seamos glorificados.

 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,  Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones,  para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación,  por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

De modo que si alguno está en Cristo,  nueva criatura  es: las cosas viejas pasaron;  todas son hechas nuevas.


 DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Creo en el Señor Jesucristo, que vino a la tierra a morir por toda la humanidad y se levantó al tercer día resucitando de entre los muertos y subió al cielo y se sentó a la diestra del Padre Celestial.  El Padre me ha recompensado con Su Espíritu Santo y hoy habita dentro de mí.  Mi  refugio está bajo las alas de mi Padre, y Él me ha dado una abundante recompensa.  A pesar de que no era  parte de Su familia, me ha adoptado, me ha hecho nueva criatura ya que en realidad he nacido de nuevo y ahora soy Su propio hijo, y me ha dado todos los derechos y privilegios de un heredero de Su reino.  Tengo el favor de Dios en mi vida.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv