miércoles, 27 de junio de 2012

El Señor Jesús me ha hecho Su Justicia.


Isaías 42:6-8; Juan 10:34-38; 14:10-14; Hebreos 8:6-13; Hechos 2:43; 4:30-35; 5:16; 6:8

Yo, YAHWEH, te he llamado en justicia, te tomé de la mano, te formé y te hice Pacto para el pueblo, para ser luz a los pueblos, para que abras los ojos a los ciegos, para que des libertad a los prisioneros, a aquellos viviendo en oscuridad de la mazmorra.
Yo soy YAHWEH, ese es Mi Nombre. No comparto Mi Gloria con nadie más, ni mi alabanza con ningún ídolo.

¿Y acaso --respondió Jesús-- no está escrito en su ley: Yo he dicho que ustedes son dioses?  Si Dios llamó dioses a aquel los para quienes vino la palabra (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿por qué acusan de blasfemia a quien el Padre apartó para sí y envió al mundo? ¿Tan sólo porque dijo: 'Yo soy el Hijo de Dios'?  Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no m e crean a mí, crean a mis obras, para que sepan y entiendan que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre.

¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme por las obras mismas.  Ciertamente le s aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.   Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.

Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas. Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto. Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo: "Llegará el tiempo, dice el Señor, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No será como el pacto que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, porque ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo los abandoné, dice el Señor. Por tanto, este es el pacto que después de aquellos días estableceré con la casa de Israel, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le dirá: '¡Conoce al Señor!', porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande.  Perdonaré sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados.    Al llamar "nuevo" a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.

Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles.

Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús. Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.  Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían. Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos,

También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.

Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Tengo un pacto el cual Dios selló con la sangre del Señor Jesús.  En El estoy completo.  El Señor Jesús me toma de mi mano y tengo confianza en cada paso que doy.  Él me ha hecho Su hijo y me mantiene cerca de Su corazón.  Sé que nunca me dejara ni me abandonara.  Es por Su Palabra que abro los ojos de los ciegos y libero a los cautivos del diablo.  Los que están atados por las cadenas de las tinieblas son liberados ante el Poder de mi Señor Jesús.  Dios está en mí, y Su gloria brilla a través de mí.  Mi Señor Jesús es quien hace estas obras grandes y poderosas.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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lunes, 25 de junio de 2012

El Señor Jesús es mi Sol de Justicia.


Malaquías 4:2-3; 2 Corintios 4:6; 5:21; Mateos 4:16; Efesios 5:14; Juan 3:3; Tito 3:5; Lucas 10:17-19; Salmo 91:13


Pero ustedes que temen a Mi Nombre, les nacerá el Sol de justicia, con sanidad en sus alas; y romperán en saltos como becerros soltados de las amarras.  Ustedes pisotearán al perverso, serán ceniza debajo de las plantas de sus pies  en el día en que Yo designe, dice YAHWEH-Ha Elyon.


Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;  Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.

Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.

Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Jesús es mi Señor, mi Sol de Justicia, que se ha levantado con sanidad en Sus alas.  Estoy firme y seguro porque confío en el poder de Su Nombre. He revivido, he sido curado, he nacido de nuevo en el Señor Jesus.  Salto de gozo porque el Señor Jesús ha derrotado toda adversidad que se había levantado en mi contra.  El enemigo no es nada más que cenizas debajo de las plantas mis pies.  ¡Aleluya! ¡Aleluya! Amen. Y Amen.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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jueves, 21 de junio de 2012

El Señor Jesús es mi Roca, mi Justicia.


Salmo 92:12-15; 1:1-3; Mateo 7:24-25; Josué 1:8; Jeremías 29:11-13; 1 Corintios 10:4


Los justos florecerán como árboles finos plantados en el templo del Señor.   Son como árboles que dan hermosos frutos en el patio del templo de nuestro Dios. Aunque estén viejos, seguirán dando frutos como si fueran árboles jóvenes y fuertes.  Ellos están allí para demostrarle a todo el mundo que el Señor es justo. Él es mi Roca y no comete ninguna injusticia.  


Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo.  Al contrario, le gusta la enseñanza del Señor y la estudia día y noche.  Será tan fuerte como un árbol plantado junto a corrientes de agua fresca, que da su fruto en el momento adecuado y al que nunca se le caen las hojas. Le irá bien en todo lo que haga.

Por lo tanto, quien oiga mis enseñanzas y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que construyó su casa sobre roca. Llovió fuerte, los ríos crecieron, los vientos soplaron y golpearon contra aquella casa. Sin embargo, la casa no se cayó porque estaba construida sobre roca.

Repite siempre las palabras del libro de la ley de Moisés. Estúdialo día y noche, de manera que puedas actuar de acuerdo a lo escrito en él, para que te vaya bien y tengas éxito.

Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el Señor, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza.  Entonces ustedes me llamarán, vendrán y orarán, y yo los escucharé.  Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón.

Y  bebieron la misma bebida espiritual. Bebieron de la roca espiritual que iba con ellos, y la roca era Cristo.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Florezco como árbol plantado en esta tierra y permanezco firme en medio de ráfagas de vientos a través de las tormentas de la vida. Estoy firme en el Señor Jesús, así como esta escrito: Como el cedro del Líbano. Estoy plantado en la misma casa de Dios todopoderoso.
Bajo su cuidado, que prosperan en todo lo que hago. Sigo buen fruto en toda mi vida e incluso en la vejez me mantengo fresco y verde, con gritos de victoria en mi proclama nombre del Señor, Porque Él  es fiel y digno de ser honrado! Él es mi Roca y no hay camino de perversidad en El, y puede ser hallado cuando se le busca de todo corazón!


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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domingo, 17 de junio de 2012

He decidido dejar todo por el Señor Jesús.


Lucas 14:26-35; Mateo 5:13; 10:37-39; 16:24; 19:27; Marcos 8:34; Lucas 9:23; 2 Timoteo 3:12; Proverbios 24:27; Hebreos 10:23, 35; 11:1


Si alguien viene a mí pero pone en primer lugar a su papá, a su mamá, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, no puede ser mi seguidor. El que me siga tiene que entregar hasta su propia vida.  Si alguien no carga la cruz que se le entrega al seguirme, entonces no puede ser mi seguidor.  Cuando alguien va a construir una torre, se sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para hacer el trabajo.  Si no hace primero un plan, empezará a construir el edificio pero no lo podrá terminar y todos se burlarán de él.  Dirán: 'Ese hombre empezó a construir el edificio, pero no fue capaz de terminarlo'.  O si un rey va a hacer una guerra contra otro, primero se sienta a hacer planes, ¿verdad? Si sólo tiene diez mil soldados hará planes para ver si puede derrotar al otro que tiene veinte mil soldados.  Si no le es posible derrotar al enemigo, mandará a alguien para hacer la paz.  Es lo mismo con cada uno de ustedes, ¿son ustedes capaces de hacer lo necesario para seguirme? Si no dejan todo lo que tienen, no pueden ser mis seguidores.  La sal es buena, pero si pierde su sabor, no puedes hacer que sea salada de nuevo.  Ya no sirve para nada, ni para la tierra ni para abono. Hay que tirarla. ¡Oigan bien lo que les digo! 


Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo podría volver a ser salada? Ya no sirve para nada sino para ser tirada y pisada por la gente.

Cualquiera que ama a su papá o a su mamá más que a mí, no es digno de mí. El que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.  El que no acepta la cruz que se le da al seguirme, no merece ser de los míos.  El que se aferra a su vida, la perderá; pero el que dé su vida por mí, la encontrará. 

Entonces Jesús les dijo a sus seguidores: -Si alguien quiere ser mi seguidor, tiene que renunciar a sí mismo, aceptar la cruz que se le da y seguirme.

Entonces Pedro le dijo: -Nosotros dejamos todo para seguirte, ¿verdad?; entonces, ¿qué tendremos?

Luego, Jesús llamó a la gente y a sus seguidores y les dijo: -Si alguien quiere ser mi seguidor, tiene que renunciar a sí mismo, aceptar la cruz que se le da y seguirme.

Después Jesús les dijo a todos: -Si alguien quiere ser mi seguidor, tiene que renunciar a sí mismo, aceptar la cruz que se le da cada día y seguirme.

Pues todo el que pertenezca a Jesucristo y quiera vivir dedicado a Dios será perseguido.

La sabiduría no está al alcance del insensato; cuando se discuten asuntos  importantes no tiene nada qué decir.

Mantengámonos firmes en nuestra esperanza porque Dios cumplirá lo que prometió. No dejemos nunca de hablarles a los demás de nuestra fe.

Soportaron con alegría cuando les quitaron sus propiedades. Siguieron felices porque sabían que poseían algo mucho mejor, algo que dura para siempre.  
Así que no pierdan la valentía que tenían antes, pues tendrán una gran  recompensa.  Tengan paciencia y hagan la voluntad de Dios para que reciban lo prometido. Dentro de poco: El que va a venir, vendrá. No tarda.  El que está bien conmigo, vivirá porque tiene fe; pero no me agradará si por temor se vuelve atrás.  Pero nosotros no somos de los cobardes que se regresan y que se pierden, sino de los que se salvan por su fe."  Ahora bien, tener fe es estar seguro de aquello que esperamos; es creer en algo que no vemos.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


He tomado mi decisión de seguir al Señor Jesús, no importa lo que cueste. Él es mi primer amor y no importa que deje o quien me abandona - no importa lo que piensen  o lo que se dice de mi - me quedaré con El. Incluso si mi propia vida estaba en peligro a causa de mi amor por El, no dejaría de seguir a su lado.
No he considerado todos los costos posibles para seguir al Señor y he optado por hacerlo sin reservas. He tomado mi lugar a su lado y no cederé ni una pulgada. Todo lo que tengo y todo lo que soy son suyos con sólo pedirlo. Yo soy la sal de la tierra  - la sal que trae la bondad de Dios a todos los elementos de mi entorno. No voy a perder mi sazón, dando mi  vida al mundo y haciendo a un lado los principios del reino de Dios.
Esta, a mi declaración, me mantendré y continuare como un discípulo del Señor Jesus! Hablando de El siempre.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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