martes, 4 de septiembre de 2012

El Señor Jesús me ama y me da el mejor consejo.


MARCOS 10:21; Filipenses 4:15-19; Salmo 24:1-2; Deuteronomio 10:14; Mateo 6:19-20

Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

 Y vosotros mismos también sabéis, filipenses, que al comienzo de la predicación del evangelio, después que partí de Macedonia, ninguna iglesia compartió conmigo en cuestión de dar y recibir, sino vosotros solos; porque aun a Tesalónica enviasteis dádivas más de una vez para mis necesidades. No es que busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en vuestra cuenta. Pero lo he recibido todo y tengo abundancia; estoy bien abastecido, habiendo recibido de Epafrodito lo que habéis enviado: fragante aroma, sacrificio aceptable, agradable a Dios. Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.    
Del SEÑOR es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan. Porque El la fundó sobre los mares, y la asentó sobre los ríos.

He aquí, al SEÑOR tu Dios pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay.

No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre  destruyen, y donde ladrones penetran y roban;  sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Todo lo que tengo es de Dios,  por lo tanto, no voy a dudar en dar los diezmos y ofrendas tal y como Dios me manda en Su Palabra.  Tengo la seguridad que todas las ofrenda que traigo al Señor Jesús son un depósito en mi tesoro celestial. 

Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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