domingo, 20 de noviembre de 2011

El Señor Jesús dijo que tenga fe en El y que no dude.


Mateo 18-22; 2 Corintios 4:13; Juan 14:12-14; Marcos 11:22-25; Hebreos 10:35; Santiago 1:6-8
Por la mañana,  volviendo a la ciudad,  tuvo hambre. Viendo una higuera cerca del camino,  se acercó,  pero no halló nada en ella,  sino hojas solamente,  y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto!   Y al instante la higuera se secó.  Al ver esto los discípulos,  decían asombrados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?  Respondiendo Jesús,  les dijo: De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis,  no solo haréis esto de la higuera,  sino que si a este monte le decís:  "¡Quítate y arrójate al mar!",  será hecho.  Y todo lo que pidáis en oración,  creyendo,  lo recibiréis.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe,  conforme a lo que está escrito: "Creí,  por lo cual hablé", nosotros también creemos,  por lo cual también hablamos.

De cierto,  de cierto os digo: El que en mí cree,  las obras que yo hago,  él también las hará;  y aún mayores hará,  porque yo voy al Padre. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre,  lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre,  yo lo haré.

Entró Jesús en Jerusalén y fue al templo. Después de observarlo todo,  como ya anochecía,  se fue a Betania con los doce.  Al día siguiente,  cuando salieron de Betania,  tuvo hambre. Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas,  fue a ver si tal vez hallaba en ella algo;  pero cuando llegó a ella,  nada halló sino hojas,  pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: ¡Nunca jamás coma nadie fruto de ti! Y lo oyeron sus discípulos. Vinieron,  pues,  a Jerusalén,  y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo.  Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesara el templo llevando utensilio alguno.  Y les enseñaba,  diciendo: ¿No está escrito: "Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones"?  Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.  Lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes,  y buscaban cómo matarlo,  porque le tenían miedo,  por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. Pero al llegar la noche,  Jesús salió de la ciudad. Por la mañana,  al pasar junto a la higuera,  vieron que se había secado desde las raíces.  Entonces Pedro,  acordándose,  le dijo: Maestro,  mira,  la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús,  les dijo: Tened fe en Dios.

No perdáis,  pues,  vuestra confianza,  que tiene una gran recompensa,

Pero pida con fe,  no dudando nada,  porque el que duda es semejante a la onda del mar,  que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.  No piense,  pues,  quien tal haga,  que recibirá cosa alguna del Señor,  ya que es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Involucro mi fe  creyendo la Palabra de Dios y hablándole al problema.  Mi fe es pura y concentrada  con una profunda confianza en Jesús  - libre de toda duda.  Sé que cuando yo creo la Palabra de Dios,  el poder de Dios actúa y puedo hablarle a cualquier problema y tiene que obedecer.  Lo que pido en oración con fe,  creo que lo  recibo, independientemente de las circunstancias, lo tendré.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv