sábado, 9 de abril de 2011

El Señor Jesús Me Ha Escogido


1 Tesalonicenses 1 4-5   DHH
Hermanos amados por Dios, sabemos que él los ha escogido. Pues cuando nosotros les anunciamos el evangelio, no fue solamente con palabras, sino que lo hicimos también con demostraciones del poder de Dios y de la actividad del Espíritu Santo, y con una gran abundancia de gracias. Bien saben cómo nos portamos entre ustedes, buscando su propio bien.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Por la fe, produzco buenas obras y tengo una confianza firme inspirado por la esperanza en mi Señor Jesucristo. Mi Padre Celestial me escogió del mundo para ser Su propio hijo. Él me buscó, me encontró y me hizo lo que hoy soy. Si alguna vez me pongo a pensar que Dios no me quiere, o que Él está harto de mí, recordaré que Él es el que me buscó y Él que me eligió para ser Su hijo. No fui corriendo hacia Él, pero Él me llamó y me buscó todos los días. Sabía todo lo que yo haría, incluso después de recibir a Jesús, y aún así Él todavía quería que yo fuera Su hijo. Por lo tanto, sabiendo que Jesús me ama tanto, haré mi mejor esfuerzo para vivir una vida agradable para Él en todos los sentidos. El Evangelio no vino a con palabras sencillas y vanas, sino con el poder maravilloso del Espíritu Santo y con total convicción.
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.