miércoles, 19 de enero de 2011

Jesús Anda En Luz

1 Juan 1:3-9 (RV95)
Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo.
Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


He visto y oído La Palabra de Dios y he sido llamado a mantenerme en completa comunión con Dios Padre, con Su Hijo Jesucristo, y con el Espíritu Santo. He encontrado en la Palabra de Dios, Su Evangelio de Salvación, que trae alegría a mi corazón.  Dios es luz y en Él no hay ninguna tiniebla. Yo estoy en Él. Tengo una relación íntima con mi Padre. Yo no andaré en tinieblas, sino que vivo en Su  Verdad. Camino en Su Luz,  así como Él está en la Luz. De este modo, mantengo la comunión con todos mis hermanos y hermanas en Cristo, y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, me limpia de todo pecado.  Su Palabra gobierna mi vida.
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.