domingo, 30 de diciembre de 2012

Nada me apartara del Amor del Señor Jesucristo.


Romanos 8:31-39; hebreos 7:25; 10:10, 14; 13:5-6; 2 Pedro 1:3; Números 14:9; Isaías 50:8-9; 2 Corintios 5:17, 21; Juan 3:16-18; Efesio 1:17-23; 3:14-21; 1 Corintios 15:57

¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?  ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero."  Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios,* ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Por eso también puede salvar por completo* a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.

Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.

Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: "Nunca te dejaré; jamás te abandonaré."  Así que podemos decir con toda confianza: "El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el ser humano?

Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda.

Así que no se rebelen contra el Señor ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No tienen quién los proteja, porque el Señor está de parte nuestra. Así que, ¡no les tengan miedo!

Cercano está el que me justifica; ¿quién entonces contenderá conmigo? ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién es mi acusador? ¡Que se me enfrente!  ¡El Señor omnipotente es quien me ayuda! ¿Quién me condenará? Todos ellos se gastarán; como a la ropa, la polilla se los comerá.

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,  para que en él recibiéramos  la justicia de Dios.

"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.   Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.  El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.

Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu* de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan  mejor.  Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,  y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz  que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales,  muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero.  Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo,* y lo dio como cabeza de todo a la iglesia.  Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra.  Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo;    en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.  Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén.

¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Entonces, ¿qué puedo declarar acerca de todo lo que está por venir?  Diré: “Si Dios está de mi lado, no temo a ningún enemigo”.  Dios ni siquiera escatimó a Su propio Hijo, sino que lo entregó por mi salvación.  ¿No hará libremente para darme todo lo demás? ¿Y quién es el que pueda culparme de algo? ¡Dios ya me justifico y declaro justo!!  ¿Hará Dios  alguna acusación en mi contra, después de pagar un precio tan impresionante?  ¿Quién es entonces, quién tiene poder para condenarme?  Sólo Jesús tiene ese poder.  Creo en Jesucristo quien murió, y hoy es mi Dios, mi Rey, mi Señor, que me ha dado vida,  y que intercede por mí.  Creo que no me condena.  ¿Quién es el que me puede separar de Su amor? ¿Puede la persecución, problemas, sufrimientos, el hambre, la depresión, la angustia, la miseria, el peligro separarme del amor de Jesús?  ¡NO!  No importa cuál sea mi situación.  No importa si estoy frente a la muerte.  ¡No importa lo que está pasando en mi vida, me levantaré más que vencedor por medio de Aquel que me ama! ¡Sé con certeza que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni los demonios, ni el presente, ni nada por venir, ni ningún tipo de poder en toda la creación me pueden separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor mío!  Lo creo en mi corazón y todo mi ser.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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sábado, 29 de diciembre de 2012

El Padre hablo y el Señor Jesús lo hizo.


Salmo 33:9, Marcos 11:24, Juan 15:7 y Juan 5:14

·         Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y se estableció.
·         Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá.
·         Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis todo lo que quisiereis, y os será hecho.
·         Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pidiéremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Mi Padre Celestial me ha enseñado que todo lo que Su boca dice es llevado a existencia, todo lo que veo,  lo que palpo, lo que siento, lo que gusto y oigo fue hecho por Su Palabra. El Señor Jesús también me dijo que todo lo que le pida a mi Padre Celestial, creyendo en mi corazón, lo que digo, y lo pido en Su Nombre lo voy a recibir, todo conforme a la voluntad de Su Palabra.  El me enseña que todo lo que le pida en oración, si creo lo que pido,  lo recibiré y lo tendré.  Siempre que me mantenga en unión vital con Jesús, para vivir y permanecer continuamente en Él, Su Palabra permanece en mí, arraigada y cimentada en mi corazón. Su Palabra, es una revelación completa de Su voluntad para mi vida y sé que estoy dentro del propósito de mi Padre Celestial.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cánticos De Alegría Al Señor Jesús


Salmo 32 1-2; 103:10-12; Hebreos 10:14-17; Colosenses 2:14; Romanos 4:7-7; 2 Corintios 5:17; Lucas 2:10-11

Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Muchos dolores habrá para el impío; Mas el que espera en Jehová, lo rodeará misericordia.

No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades.  Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra.  Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.

Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando. También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Primero dice: "Éste es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente."  Después añade: "Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades."


Y  anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.

"¡Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados!  ¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!"

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Pero el ángel les dijo: "No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo.  Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

No hay temor  ni conciencia de pecado por hoy tengo la noticia de que mi Redentor ha nacido.  Soy bendecido porque el Señor Jesús ha perdonado todos mis pecados. Estoy feliz porque mi Padre no tiene ninguna cuenta de mis pecados y me ha dado Su Espíritu, donde el engaño no puede entrar.  Dios es mi refugio contra todos los ataques del diablo. El Señor Jesús me rodea como con un cerco de protección. Él es mi liberación.  Él es Dios de todo el universo, mi Padre celestial, que me aconseja y sus ojos me cuidan. El Señor Jesús me enseña Sus caminos a través de Su Palabra, la instrucción y guía de Su Espíritu es perfecta, y me dan conocimiento específico en lo que necesito; en dónde debo detenerme; y dónde debo continuar avanzando. Tengo un profundo conocimiento de la voluntad de Dios en mi vida. Su gran amor me rodea y Él se encarga de que tenga certeza en todo lo que hago. Amén y Amén!!

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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domingo, 23 de diciembre de 2012

El Padre del Señor Jesús me ha dado Su Gracia


Gálatas 1:3-4, Efesios 1:3; 2:4-10; 2 Pedro 1:4;  Hebreos 2:5

Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre.

Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros,  nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!  Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales,  para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.  

Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando.



DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Padre Celestial ha entregado al Señor Jesús por mis pecados, para librarme de la condenación eterna en la que se encuentra este mundo de tinieblas, y por haber creído en Su Hijo el Padre Celestial me ha dado Su Gracia [ Caris del griego Unción del Espíritu Santo, el favor inmerecido] y Su Paz y todo lo recibo por fe.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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viernes, 21 de diciembre de 2012

El Señor Jesús se ha acordado de mí.


El Señor Jesús se ha acordado de mí.
 JESÙS ES EL SEÑOR, HOSANNA EN LAS ALTURAS.

Salmo 115:12-15; 128:1-4; Hebreos 6:10; Génesis 12:1-3; 13:2; 14:9; 2 Crónicas 31:10

El Señor se acuerda de nosotros, él nos bendecirá: Él bendecirá a la casa de Israel, Él bendecirá a la casa de Aarón [el sacerdocio], El bendecirá a los que con reverencia y veneración temen al Señor, pequeños y grandes. El Señor dé a aumentar más y más, usted y sus hijos. Benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra!

Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.  Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad.  En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo.  Tales son las bendiciones de los que temen al Señor.
                                 
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo.

El Señor le dijo a Abram: "Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!"

Abram se había hecho muy rico en ganado, plata y oro.

A los reyes Quedorlaómer de Elam, Tidal de Goyim, Amrafel de Sinar, y Arioc de Elasar. Eran cuatro reyes contra cinco

Y el sumo sacerdote Azarías, descendiente de Sadoc, le contestó: Desde que el pueblo comenzó a traer sus ofrendas al templo del Señor, hemos tenido suficiente comida y nos ha sobrado mucho, porque el Señor ha bendecido a su pueblo. En esos montones está lo que ha sobrado.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Siempre estoy en la mente del Señor Jesús mi Dios. Él siempre  encuentra la manera de bendecirme. Y mi gozo se mantiene constante por Su presencia, y no se limitan Sus revelaciones y manifestaciones de dones maravillosos. Él hace que mis hijos y yo aumentemos y que tengamos abundancia en todas las cosas buenas. Él ha puesto toda su creación en mis manos para que nunca falten las cosas que necesito. Todo lo que mi Padre ha creado en esta tierra lo ha puesto a mi disposición. Hay más que suficiente para que todos nosotros los que creemos y tememos a El podamos aprovechar y vivir una vida de riqueza y abundancia.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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jueves, 20 de diciembre de 2012

El Señor Jesús es mi Luz Verdadera


Juan 1:3-4, 9; 2 Corintios 5:17; Romanos 8:29; Efesios 2:10; 1 Juan 5:11

Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir.  En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.  Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
                                 
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Señor Jesús es mi Creador y me ha diseñado a su imagen y semejanza.  Él es la Luz y la Luz de mi vida; existo por medio de la Luz, y sin Él, nada soy. En Él tengo vida y Su vida dentro de mi es la Luz que me guía.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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miércoles, 19 de diciembre de 2012

El Espíritu del Señor Jesús se ha derramado sobre mi.

Hechos 2:17-19; Gálatas 3:14; Joel 2:23-28; Hechos 10:45; 21:19; 1 Corintios 12:10; Romanos 10:13; Juan 14:16-17

Sucederá que en los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Profetizarán sus hijos y sus hijas, los jóvenes tendrán visiones y los ancianos tendrán sueños. En esos días derramaré mi espíritu sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán. Haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y nubes de humo.

Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.
                                 
Alégrense, hijos de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, que a su tiempo les dará las lluvias de otoño. Les enviará la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados. Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite.   Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas. Ustedes comerán en abundancia, hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!  Entonces sabrán que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor su Dios, y no hay otro fuera de mí. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo! Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes.

Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los gentiles.

Y tenía cuatro hijas solteras que profetizaban.

A otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir  espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas.

Porque "todo el que invoque el nombre del Señor será salvo".

Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre:  el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


La Escritura se ha cumplido en mí, la cual declara:
"En los últimos días dice el Señor. Que derramará Su Espíritu sobre toda la humanidad, y vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Yo derramaré Mi Espíritu sobre los hombres y las mujeres y todos profetizarán. Y haré prodigios arriba en los cielos, y señales abajo en la tierra - sangre y fuego y vapor de humo. El sol se oscurecerá y la luna será como la sangre, antes que venga el día grande y glorioso del Señor. Y todos los que invocan el Nombre del Señor Jesús, serán salvos "(Joel 2:28-32)
He invocado el Nombre del Señor Jesús. Por lo tanto, sé que puedo declarar con valentía y saber con certeza que soy salvo.
El Espíritu Santo ha sido derramado sobre mí y mora dentro de mi propio espíritu. Esta declaración profética de Dios se cumple hoy en mí.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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martes, 18 de diciembre de 2012

En el poder del Señor Jesús tengo las llaves del Reino del Cielo.


Mateo 16:19; 6:10-11; 18:18-20; Marcos 3:27

 Te daré las llaves del reino de los cielos;  todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo,  y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
                                 
Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”

Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo.  Porque donde do s o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Ahora bien, nadie puede entrar en la casa de alguien fuerte y arrebatarle sus bienes a menos que primero lo ate. Sólo entonces podrá robar su casa.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Jesús me ha dado las llaves del reino de los cielos para usarlas con amor.  Dios me ha dado la autoridad para atar y desatar.  Esta ley ha sido escrita  y establecida por el Señor Jesús, así que todo lo que ate en la tierra está atado en el cielo y todo lo que desate en la tierra es desatado en el cielo.  Tengo la comprensión de Su Palabra, tengo El Espíritu Santo, tengo al Señor Jesús y puedo vencer los problemas de la vida declarando Su Palabra con fe.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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