sábado, 24 de marzo de 2012

En el Señor Jesús, hay sabiduría y entendimiento.


Proverbios 9:10-12; Efesios 1:17-23; 2 Timoteo 1:12; Isaías 46:4; 1 Juan 3:1; 3 Juan 2

El temor a YAHWEH es el principio de la sabiduría, y el consejo de los santos es entendimiento, [porque conocer la Palabra de Dios es el carácter de una mente sana].   Porque conmigo tus días serán aumentados; años serán añadidos a tu vida. Si eres sabio para ti mismo, serás sabio para tus vecinos; pero si eres probado perverso, tú sólo cargarás con el mal. [Aquel que guarda falsedades, intenta regir los vientos, y él mismo perseguirá pájaros en vuelo. Porque él ha abandonado las sendas de su propia viña, y él ha causado que los ejes de su propia subsistencia se extravíen, y él va por desierto seco, y una tierra designada a la sequía, y él recoge esterilidad con sus manos.]

 

Ruego que Dios, el Padre glorioso de nuestro Señor Jesucristo, les dé el Espíritu, fuente de sabiduría, para que entiendan los secretos de Dios y lleguen a conocerlo verdaderamente.  Pido que Dios los ilumine con entendimiento para que vean su verdad y sepan lo que tiene preparado para sus escogidos. Entonces podrán participar de las ricas y abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo.  Verán también lo grande que es el poder que Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder  con el que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su lado en el cielo. Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier autoridad, poder, gobierno o dominio, tanto de este mundo como del que está por venir.  Dios puso todo bajo el mando de Cristo y lo escogió como máxima autoridad de todo para bien de la iglesia. Cristo llena todo con su presencia, y en la iglesia se muestra todo lo que él es.

 

Por eso ahora estoy sufriendo a causa de esas buenas noticias, pero no me avergüenzo. Sé muy bien en quién he confiado y estoy seguro de que él puede guardar todo lo que ha puesto en mis manos hasta ese día.

 

Los seguiré cargando cuando envejezcan y les salgan canas. Yo te hice y yo te cuidaré, te cargaré y te salvaré.

 

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios.

 

Querido hermano: le pido a Dios que te vaya bien en todo y que tengas buena salud física, así como la tienes espiritualmente.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

En Señor Jesús he confiado y a quien sirvo. Me ha revelado Su inmenso Poder creador (El creo los cielos y la tierra y todo lo que vemos) y Su Gloria morando dentro de mi y El da testimonio de que soy hijo de Dios. El honor y Gloria a el Señor Jesús por nuestro Padre Celestial al mostrarme Su plan que estaba escondido de poner Su Espíritu dentro de un mi. Desde lo más profundo de mi corazón y con todas las fuerzas de mí ser le doy honra, honor, adoración a mi Señor Jesús mi Dios y Rey.  ¡Qué alegría es saber que Él es mi propio Padre!  ¡Y El siempre esta conmigo! ¡Él me ama tanto que derramo la sangre del Señor Jesús  y me limpio con ella, así me dará todas las cosas en El. Hoy se que con el Señor Jesús en mi corazón tengo vida abundante aquí en la tierra y en Su presencia. Y me acojo a su Palabra que me ha sanado y prosperado.   ¡Me gozo servirle a mi Padre Celestial!

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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