Proverbios 11:23-28; Malaquías 3:10; 2 Corintios 9:7-8; Salmo 1:1-3; 112:9; Job 31:24
El deseo de los justos es
solamente el bien; la esperanza de los
malvados, el enojo. Hay quienes reparten y les es añadido más, y
hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria. El alma generosa será prosperada: el que
sacie a otros, también él será saciado.
Al que acapara el grano, el pueblo lo maldice, pero bendición cubre la
cabeza del que lo vende. El que procura el bien obtendrá favor, pero al que busca el mal, el mal le sobrevendrá.
El que confía en sus riquezas caerá, pero los justos reverdecerán como el
follaje.
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme
ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo
necesario, abundéis para toda buena
obra.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en
la ley de Jehová está su delicia y en su Ley
medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de
aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace
prosperará.
Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder
será exaltado con gloria.
Si puse en el oro mi esperanza, y le dije al oro: Mi confianza está en
ti
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Todos mis deseos son para cosas buenas. He
dado libremente, sin restricciones, cuando mi Padre Celestial pone en
mi corazón dar para Su obra en la congregación o al necesitado, el Señor Jesús
ha dado todo por mí y siempre obtengo
muchas bendiciones. Mi generosidad causa
que se derramen en mi vida enorme abundancia de cosas buenas. Cuando
doy a otros
yo también recibo.
Cuando mi mano se dispone
a dar y hacer el bien, mi cabeza se
corona con la bendición de Dios. Por mis acciones demuestro
que mi confianza no está puesta en las riquezas, sino en la
prosperidad que solo Dios puede dar. Por Él tengo
abundancia y prospero como una rama verde.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.