sábado, 19 de noviembre de 2011

El deseo del justo es bien y el Señor Jesús le añade Su Bendición.


Proverbios 11:23-28; Malaquías 3:10; 2 Corintios 9:7-8; Salmo 1:1-3; 112:9; Job 31:24
El deseo de los justos es solamente el bien;  la esperanza de los malvados,  el enojo.  Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria.  El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros, también él será saciado.  Al que acapara el grano, el pueblo lo maldice, pero bendición cubre la cabeza del que lo vende. El que procura el bien obtendrá favor,  pero al que busca el mal, el mal le sobrevendrá. El que confía en sus riquezas caerá, pero los justos reverdecerán como el follaje.

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto,  dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación,  porque Dios ama al dador alegre.  Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia,  a fin de que,  teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario,  abundéis para toda buena obra.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su Ley  medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.

Reparte,  da a los pobres;  su justicia permanece para siempre; su poder será exaltado con gloria.

Si puse en el oro mi esperanza, y le dije al oro: Mi confianza está en ti

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Todos mis deseos son para cosas buenas. He dado libremente, sin restricciones, cuando mi Padre Celestial pone en mi corazón dar para Su obra en la congregación o al necesitado, el Señor Jesús ha dado todo por mí y  siempre obtengo muchas bendiciones.  Mi generosidad causa que se derramen en mi vida enorme abundancia de cosas buenas. Cuando doy a otros  yo también recibo.  Cuando mi mano se dispone  a dar y hacer el bien, mi cabeza se corona con la bendición de Dios. Por mis acciones demuestro que mi confianza no está puesta en las riquezas, sino en la prosperidad que solo Dios puede dar.  Por  Él tengo abundancia y prospero como una rama verde.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv