viernes, 2 de diciembre de 2011

Cunado busco al Señor Jesús, lo demás se añade.


Proverbios 11:23-28; Malaquías 3:10; 2 Corintios 9:7-8; Salmo 1:1-3; Mateo 6:33  
 
Lo que quieren los justos trae bienestar; el capricho de los perversos produce enojo.   Hay quienes dan con generosidad y reciben más de lo que dan; pero hay quienes son tacaños y terminan en la pobreza.  El generoso prosperará; el que ayuda será ayudado.  Al que acapara alimentos, la gente lo maldice; al que los vende, la gente lo bendice.  El que hace el bien se gana el respeto de los demás, pero el que hace el mal sólo gana problemas.  El que confía en las riquezas se marchitará, pero el que practica la justicia reverdecerá como el follaje.


El Señor Todopoderoso dice: «Traigan todos los diezmos al granero del templo y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en esto y vean si no abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes una lluvia de bendiciones hasta que les sobre de todo.

Cada uno debe dar lo que en su corazón ha decidido dar y no lo haga con tristeza ni por obligación. Dios ama a los que dan con alegría. Dios tiene el poder de darles más bendiciones de las que necesitan para que siempre tengan lo suficiente para ustedes y también para que puedan ayudar generosamente a toda buena causa.

Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo.  Al contrario, le gusta la enseñanza del Señor y la estudia día y noche.  Será tan fuerte como un árbol plantado junto a corrientes de agua fresca, que da su fruto en el momento adecuado y al que nunca se le caen las hojas. Le irá bien en todo lo que haga.

Así que, primero busquen el reino de Dios y el bien que Dios quiere que hagan, y se les dará todo lo que necesitan.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

La Palabra de Dios siempre me muestra la Verdad en el Señor Jesús que es bueno y lo demás se me es añadido. Y  doy  libremente, sin restricciones, y sin embargo El me da  aún más.  Mi generosidad causa que se derramen en mi vida enorme abundancia de bendiciones espirituales como también materiales. Cuando doy a otros yo también recibo.  Cuando mi mano se dispone  a dar y hacer el bien, mi cabeza se corona con la bendición de Dios. Por mis acciones demuestro que mi confianza no está en las riquezas, sino en la prosperidad  espiritual, en mi alma y en mi cuerpo que solo Dios puede dar.  Por  Él tengo abundancia y prospero como una rama verde.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv