Proverbios 11:23-28; Malaquías 3:10; 2 Corintios 9:7-8; Salmo 1:1-3; Mateo 6:33
Lo que quieren los justos trae bienestar; el
capricho de los perversos produce enojo. Hay
quienes dan con generosidad y reciben más de lo que dan; pero hay quienes son
tacaños y terminan en la pobreza. El
generoso prosperará; el que ayuda será ayudado. Al que acapara alimentos, la gente lo maldice;
al que los vende, la gente lo bendice. El
que hace el bien se gana el respeto de los demás, pero el que hace el mal sólo
gana problemas. El que confía en las
riquezas se marchitará, pero el que practica la justicia reverdecerá como el
follaje.
El Señor Todopoderoso dice: «Traigan todos los diezmos al granero del
templo y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en esto y vean si no
abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes una lluvia de
bendiciones hasta que les sobre de todo.
Cada uno debe dar lo que en su corazón ha decidido dar y no lo haga con
tristeza ni por obligación. Dios ama a los que dan con alegría. Dios tiene el
poder de darles más bendiciones de las que necesitan para que siempre tengan lo
suficiente para ustedes y también para que puedan ayudar generosamente a toda
buena causa.
Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de
los pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo. Al contrario, le gusta la enseñanza del Señor
y la estudia día y noche. Será tan
fuerte como un árbol plantado junto a corrientes de agua fresca, que da su
fruto en el momento adecuado y al que nunca se le caen las hojas. Le irá bien
en todo lo que haga.
Así que, primero busquen el reino de Dios y el bien que Dios quiere que
hagan, y se les dará todo lo que necesitan.
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios siempre me muestra la Verdad
en el Señor Jesús que es bueno y lo demás se me es añadido. Y doy libremente, sin
restricciones, y sin embargo El me da aún más.
Mi generosidad causa que se derramen en mi vida enorme
abundancia de bendiciones espirituales como también materiales. Cuando doy
a otros yo también recibo.
Cuando mi mano se dispone
a dar y hacer el bien, mi cabeza se
corona con la bendición de Dios. Por mis acciones demuestro
que mi confianza no está en las riquezas, sino en la
prosperidad espiritual, en mi alma y en mi cuerpo que solo Dios puede
dar. Por Él tengo abundancia y prospero como
una rama verde.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso
que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los
muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo
prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv