sábado, 2 de abril de 2011

Dios Omnipotente Me Bendice


Génesis 49:22-26  RV95
Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, sus vástagos se extienden sobre el muro. Le causaron amargura, le lanzaron flechas, lo aborrecieron los arqueros, mas su arco se mantuvo poderoso y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob, por el nombre del Pastor, la Roca de Israel, por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Soy una rama fructífera de la Vid (Jesús es la Vid verdadera).   Me mantengo firme en medio de la adversidad.  Mis brazos son fuertes en Jesús y permanezco listo porque la mano de mi Señor Jesús me sostiene, Él es mi-Pastor, mi Roca y mi ayudador.  El Padre Celestial Todopoderoso me bendice con toda bendición que envía desde el cielo, y me bendice con lo que la tierra me da.  Las bendiciones de mi Padre Celestial son mayores que todo lo que el mundo y sus reyes me puedan dar.
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.