martes, 14 de febrero de 2012

He recibido el Espíritu Santo por el Señor Jesús.


Gálatas 3:2-3, 5; Hebreos 7:16; 10:10, 14; Romanos 10:16-17; Gálatas 4:9; Marcos 11:22-25; 16:17-20; 2 Corintios 4:13; 5:7; Efesios 2:8-10

Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?  Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje?

Que ha llegado a serlo, no conforme a un requisito legal respecto a linaje humano, sino conforme al poder de una vida indestructible.

Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.

Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.

Sin embargo, no todos los israelitas aceptaron las buenas nuevas. Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?»  Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.

Pero ahora que conocen a Dios —o más bien que Dios los conoce a ustedes—, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos?

Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: —¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste! —Tengan fe en Dios —respondió Jesús—.  Les aseguro  que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.

Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud. Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaban.

Escrito está: «Creí, y por eso hablé.» Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.

Vivimos por fe, no por vista.

Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

No he recibido el Espíritu Santo por las obras de la ley, sino por el oír  y confiar (la fe) en la Palabra de Dios.  No soy tan tonto como para confiar en mis propias fuerzas y creer que puedo  justificarme, sino que admito que no puedo y que necesito al Señor Jesús.  No, yo no soy un tonto que comienza una nueva vida en el Espíritu, y luego  se vuelve hacia las obras de justicia para justificarse, sino que creo que sólo el Señor Jesús me ha hecho perfecto, ¡no han sido mis obras! Dios me ha dado Su Santo Espíritu y El obra milagros a través de mí porque soy libre de pecado.  El hace estas cosas a través de mí porque creo en Su palabra y hablo con  el Espíritu de fe que Dios me ha dado.  

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com