miércoles, 25 de enero de 2012

El Señor Jesús con Su sangre selló el pacto.


Salmo 105:8-15; Génesis 17:7; Deuteronomio 28:1-2, 7, 9-14; 2 Crónicas 20:15; Zacarías 2:8  1 Juan 2:17

Él siempre tiene presente su pacto, la palabra que ordenó para mil generaciones. Es el pacto que hizo con Abraham, el juramento que le hizo a Isaac. Se lo confirmó a Jacob como un decreto, a Israel como un pacto eterno, cuando dijo: Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca. Aun cuando eran pocos en número, unos cuantos extranjeros en la tierra que andaban siempre de nación en nación y de reino en reino,  a nadie permitió que los oprimiera, sino que por ellos reprendió a los reyes: No toquen a mis ungidos; no hagan daño a mis profetas.


Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia,  como pacto perpetuo,  por todas las generaciones.  Yo seré tu Dios,  y el Dios de tus descendientes.

 Si realmente escuchas al Señor tu Dios,  y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno,  el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra.  Si obedeces al Señor tu Dios,  todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre:

El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos.  Avanzarán contra ti en perfecta formación,  pero huirán en desbandada.

El Señor te establecerá como su pueblo santo,  conforme a su juramento,  si cumples sus mandamientos y andas en sus caminos.  Todas las naciones de la tierra te respetarán al reconocerte como el pueblo del Señor. El Señor te concederá abundancia de bienes:  multiplicará tus hijos,  tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría. El Señor abrirá los cielos,  su generoso tesoro,  para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra,  y para bendecir todo el trabajo de tus manos.  Tú les prestarás a muchas naciones,  pero no tomarás prestado de nadie. El Señor te pondrá a la cabeza,  nunca en la cola.  Siempre estarás en la cima,  nunca en el fondo,  con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te mando,  y los obedezcas con cuidado.  Jamás te apartes de ninguna de las palabras que hoy te ordeno,  para seguir y servir a otros dioses

Y dijo Jahaziel: Escuchen,  habitantes de Judá y de Jerusalén,  y escuche también Su Majestad.  Así dice el Señor: No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército,  porque la batalla no es de ustedes sino mía.

Porque así dice el Señor Todopoderoso, cuya gloria me envió contra las naciones que los saquearon a ustedes: La nación que toca a mi pueblo,  me toca la niña de los ojos.

El mundo se acaba con sus malos deseos,  pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Mi Padre Celestial ha hecho un pacto eterno conmigo.  Por Su infinita fidelidad y misericordia El siempre lo tiene  en cuenta.  En mi pacto con Dios, tengo Su promesa de protección contra todos aquellos que quieran hacerme mal. Cuando ellos vienen en mi contra, Dios mismo me defiende, es como si lo tocaran a El.  Incluso reprende a reyes por mi causa.  Soy un ungido de Dios (Él me ha llenado con Su Espíritu Santo)  y mi Señor Jesús no permanecerá sin hacer nada contra aquellos que tratan de hacerme daño.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv