jueves, 17 de marzo de 2011

En Jesús Soy Parte De Familia De Dios


Efesios 2: 18-22 DHH
Pues por medio de Jesucristo, los unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu.  Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora comparten con el pueblo santo los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios. Ustedes son como un edificio levantado sobre los fundamentos que son los apóstoles y los profetas,  y Jesucristo mismo es la piedra principal. En Jesucristo, todo el edificio va levantándose en todas y cada una de sus partes, hasta llegar a ser, en el Señor, un templo santo. En él también ustedes se unen todos entre sí para llegar a ser un templo en el cual Dios vive por medio de su Espíritu.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Ya no soy extranjero en el Reino de los Cielos, el Señor Jesús me ha dado acceso libre al Padre Celestial a través del Espíritu Santo.  Ya no soy un extraño, sino conciudadanos de los cielos compartiendo con el pueblo de Dios.  Soy miembro de la familia de Dios.  Mi fundamento es la Palabra de Dios y el Señor Jesús es la piedra angular de todo el edificio que es Su iglesia.  En Jesús, estoy formando parte del cuerpo Santo donde mora Dios a través de Su Espíritu.

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.