sábado, 24 de septiembre de 2011

Herencia del Señor Jesús son los hijos.


 Jesús es el Señor, Hosanna en las Alturas

Salmo 127:1-5; Efesios 5:1; Eclesiastés 2:24; Salmo 144:12, 128:3-4;

Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad,  en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada  y vayáis tarde a reposar,  y que comáis pan de dolores,  pues que a su amado dará Dios el sueño. Herencia de Jehová son los hijos;  cosa de estima el fruto del vientre.  Como saetas en manos del valiente,  así son los hijos tenidos en la juventud.  ¡Bienaventurado el hombre  que llenó su aljaba de ellos!   No será avergonzado   cuando hable con los enemigos en la puerta.

Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados

No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber,  y gozar del fruto de su trabajo.  He visto que esto también procede de la mano de Dios.

Sean nuestros hijos como plantas  crecidas en su juventud,   nuestras hijas como esquinas  labradas cual las de un palacio;  nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, que se multipliquen a millares  y decenas de millares en nuestros campos

Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;  tus hijos,  como plantas de olivo  alrededor de tu mesa.  Así será bendecido el hombre  que teme a Jehová.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS


El Señor Jesús es, el constructor de mi casa. Él cuida de mí y me guía para que vaya por el Camino correcto que es Jesus.  No necesito privarme del sueño con el fin de obtener que Jesús se ocupe de mí.  Soy un hijo amado de mi Padre Celestial, y Él me da un sueño reparador.  Él me recompensa, con hijos que son Su herencia.  Mis hijos son como flechas en la mano de un poderoso guerrero y mi aljaba está llena de ellos.  


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv