El Señor Jesús me ha llamado a hacer Su obra.
Hosanna en las Alturas, Jesús es el Señor
Jueces 6:12-14; Efesios 6:10-18; Josué 1:5-9; Isaías 41:10;
Filipenses 2:12-13; Romanos 11:29
El Señor lo encaró y le dijo: Ve con la fuerza que
tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía. Pero,
Señor objetó Gedeón, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la
tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia. Señor respondió: Tú derrotarás a los
madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.
Por último, fortalézcanse con el gran poder
del Señor. Pónganse toda la armadura de
Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra
lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades,
contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas
espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de
Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con
firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con
el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con
la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen
el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del
maligno. Tomen el casco de la salvación
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en
todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en
oración por todos los santos.
Durante todos los días de tu vida, nadie será
capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo;
no te dejaré ni te abandonaré. Sé fuerte
y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a
sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer
toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada;
sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley
y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está
escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te
desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no
te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré
con mi diestra victoriosa.
Así que, mis queridos hermanos, como han
obedecido siempre --no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi
ausencia-- lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien
produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena
voluntad.
Porque las dádivas de Dios son irrevocables,
como lo es también su llamamiento.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
El Señor Jesús me llamado para ser uno de Sus guerreros
del ejército de Dios Altísimo. En El soy intrépido, lleno de coraje y valentía. Él está conmigo en todo lo que hago. No
permito que las circunstancias dirijan mi fe. Sigo adelante sin miedo, en la
voluntad y en el poder del Dios Todopoderoso. Él es mi Padre Celestial, el Dios
Creador de todo el universo, que me ha enviado para hacer Su obra. El Señor Jesús me fortalece y Su Espíritu me
guía para cumplir el llamado de Dios en mi vida. El Señor Jesús me ha ungido con Su Santo
Espíritu y en Él soy muy capaz para ejecutar todo lo que me ha enviado a hacer.
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.