martes, 17 de julio de 2012

La Bendición de mi Dios es el Señor Jesús dentro de mi.


Ezequiel 36:28-30;  Gálatas 3:14; 4:5-6; Deuteronomio 28:1-14; Génesis 12:1-3; 13:2; Juan 14:13-14

Regresarán a la tierra que les di a sus antepasados. Entonces ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Los rescataré de todo lo que han profanado. Haré que tengan trigo en abundancia y que nunca sufran hambre.  Multiplicaré el fruto de los árboles y las cosechas de los campos para que nunca más sufran hambre entre las naciones.

Cristo hizo eso para que las bendiciones que recibió Abraham llegaran a las demás naciones. Las bendiciones vienen a través de Jesucristo para que por medio de la fe pudiéramos recibir el Espíritu que Dios prometió.

Así lo hizo Dios para poder comprar nuestra libertad de la ley y adoptarnos como sus hijos. "Ustedes son hijos de Dios; y por lo tanto, él puso el Espíritu de su Hijo en nosotros, y ese Espíritu grita: ¡Querido padre!

 Si obedeces completamente la voz del Señor tu Dios al seguir fielmente todos sus mandamientos que te mando hoy, entonces el Señor tu Dios te hará la nación más importante de todas. Gozarás de todas estas bendiciones si obedeces la voz del Señor tu Dios: Serás bendito en la ciudad y serás bendito en el campo. Tus hijos serán benditos y tus cosechas serán benditas, las crías de tus animales serán benditas y tus terneros y corderos serán benditos. Tu canasta y tu tazón de amasar serán benditos. El Señor te bendecirá en todo tiempo y en toda actividad. El Señor te permitirá derrotar a todos tus enemigos cuando te ataquen. Ellos irán contra ti en una dirección, pero huirán de ti en siete direcciones diferentes. El Señor te bendecirá con graneros llenos y bendecirá todo lo que hagas. Te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da. Si obedeces los mandamientos del Señor tu Dios y si vives como él quiere que vivas, él te convertirá en su pueblo santo, como te lo prometió. Entonces todas las naciones de la tierra verán que tú eres el pueblo del Señor y que él es tu protector, y te tendrán miedo. El Señor te hará extremadamente próspero y te dará muchos hijos, tus animales tendrán muchas crías y tú tendrás muchas cosechas en la tierra que el Señor les prometió a tus antepasados que te daría. El Señor te abrirá sus riquezas y el cielo para enviarle lluvia a tu tierra en el momento preciso, y bendecirá todo lo que hagas. Tendrás dinero para prestarles a muchas naciones pero tú no pedirás prestado. El Señor te hará ir a la cabeza, no al final; siempre estarás en la cima y no en el fondo. Esto sucederá si tú escuchas los mandamientos que el Señor tu Dios te manda hoy y los obedeces cuidadosamente. Serás bendito si sigues sin apartarte de ninguna de las palabras que te ordeno, ni vas tras otros dioses para servirles.

El Señor le dijo a Abram: «Deja tu país, tu gente y la familia de tu papá, y ve a una tierra que yo te mostraré.  Te convertiré en una gran nación y te bendeciré. Te haré famoso y haré que seas una bendición para otros.  Yo daré mi bendición a quienes te bendigan, maldeciré a quienes te maldigan y todas las familias de la tierra serán benditas en ti».

 Ahora Abram era muy rico, tenía ganado, oro y plata.

Les digo la verdad: el que cree en mí también va a hacer las obras que yo hago. Y hará obras más grandes porque yo regreso al Padre. Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, lo haré. Así la grandeza del Padre se mostrará a través del Hijo.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Debido al sacrificio hecho por el Señor Jesús, El Padre Celestial nos ha dado la bendición de Su propio Hijo a través de Su Espíritu Santo que ahora mora dentro de mí.  Por lo tanto tengo la facultad de abundar y multiplicar para ministrar Su Palabra.  Tengo para ayudar al necesitado y no pedir prestado, porque mi proveedor, mi sanador, mi escudo, mi Dios  es el Señor Jesús.  Todo lo que hago trae gloria a mi Señor Jesús y a mi Padre Celestial. 


Si no has recibido a  Jesús tú Señor, te invito a  hacer  la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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