Isaías 42:6-8; Juan 10:34-38; 14:10-14; Hebreos 8:6-13; Hechos 2:43; 4:30-35; 5:16; 6:8
Yo, YAHWEH, te he llamado en justicia, te tomé de la
mano, te formé y te hice Pacto para el pueblo, para ser luz a los pueblos, para
que abras los ojos a los ciegos, para que des libertad a los prisioneros, a
aquellos viviendo en oscuridad de la mazmorra.
Yo soy YAHWEH, ese es Mi Nombre. No comparto Mi Gloria
con nadie más, ni mi alabanza con ningún ídolo.
¿Y acaso --respondió Jesús-- no está escrito en su
ley: Yo he dicho que ustedes son dioses? Si Dios llamó dioses a aquel los para quienes
vino la palabra (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿por qué acusan de blasfemia
a quien el Padre apartó para sí y envió al mundo? ¿Tan sólo porque dijo: 'Yo
soy el Hijo de Dios'? Si no hago las
obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no m e crean a mí,
crean a mis obras, para que sepan y entiendan que el Padre está en mí, y que yo
estoy en el Padre.
¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el
Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía,
sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. Créanme cuando
les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme
por las obras mismas. Ciertamente le s
aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun
las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre,
yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi
nombre, yo lo haré.
Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es
superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador es superior al
antiguo, puesto que se basa en mejores promesas. Efectivamente, si ese primer
pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto. Pero Dios,
reprochándoles sus defectos, dijo: "Llegará el tiempo, dice el Señor, en
que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No será
como el pacto que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano
para sacarlos de Egipto, porque ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo
los abandoné, dice el Señor. Por tanto, este es el pacto que después de
aquellos días estableceré con la casa de Israel, dice el Señor: Pondré mis
leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán
mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le
dirá: '¡Conoce al Señor!', porque todos me conocerán, desde el más pequeño
hasta el más grande. Perdonaré sus
maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Al
llamar "nuevo" a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo
que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.
Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y
señales que realizaban los apóstoles.
Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer señales y
prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús. Después de haber orado,
tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu
Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno. Todos los creyentes eran de un solo sentir y
pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las
compartían. Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de
la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente
sobre todos ellos,
También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían
multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus
malignos, y todas eran sanadas.
Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de
Dios, hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Tengo un pacto el cual Dios selló con la sangre del Señor
Jesús. En El estoy completo. El Señor Jesús me toma de mi mano y tengo confianza
en cada paso que doy. Él me ha hecho Su hijo
y me mantiene cerca de Su corazón. Sé
que nunca me dejara ni me abandonara. Es
por Su Palabra que abro los ojos de los ciegos y libero a los cautivos del
diablo. Los que están atados por las cadenas
de las tinieblas son liberados ante el Poder de mi Señor Jesús. Dios está en mí, y Su gloria brilla a través
de mí. Mi Señor Jesús es quien hace
estas obras grandes y poderosas.
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.