jueves, 13 de enero de 2011

El Padre Celestial Me Ha Bendecido

Efesios 1:3-10 (SRV2004)
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual  nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,  según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor,  habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad,  para alabanza de la gloria de su gracia, en la cual nos hizo aceptos en el Amado,  en quien tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados, según las riquezas de su gracia, que sobreabundó para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia; dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo; que en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, había de reunir todas las cosas en Cristo, así las que están en el cielo, como las que están en la tierra.

 DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Doy toda mi alabanza, todo honor y toda la gloria a mi Dios, El Padre de mi Señor Jesús, porque Él me ha bendecido con toda bendición espiritual en Cristo.  Él me eligió,  en Jesús, antes de la creación del mundo, para que fuese  santo y sin mancha delante de Él, en amor.  Él me predestinó para ser adoptado como su hijo(a), a través de Jesús, de conformidad a Su voluntad -para  alabanza de su gloriosa gracia, que gratuitamente me da a través de Jesús, su Amado.  Me da una tremenda alegría saber que soy Su hijo(a)  y que estoy cubierto con La Sangre de Jesús.  En Su Sangre tengo redención y el perdón de mis pecados, de acuerdo con la abundancia de Su gracia, la cual derrama sobre mí con toda sabiduría y conocimiento de Su Palabra.  En Él, tengo la capacidad de entender todos los tipos de conocimiento para utilizarlos para el beneficio de Su reino.  Es Su   buena voluntad darme a conocer, más allá de ninguna duda, el plan de Su voluntad. Esta gran bendición se cumplió en Jesús, y ahora que estoy en Él, las cosas del cielo y de la tierra las tomo para manifestar el señorío de Jesús.
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.