martes, 31 de enero de 2012

El Señor Jesús es el Gran Yo Soy.


Juan 8:28-29; Efesios 5:1-18; Salmo 18:19; Juan 5:19, 30; Mateo 28:18-20; Filipenses 2:13

Entonces les dijo: Cuando ustedes levanten al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy. Sabrán que no hago nada por mi propia cuenta, y entenderán que yo digo sólo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y nunca me deja solo, porque siempre hago lo que a él le agrada.

Así que sean como Dios pues ustedes son sus hijos amados, y sigan el camino del amor así como Cristo nos amó y ofrendó su vida por nosotros como un sacrificio voluntario cuyo agradable olor sube a Dios. Ustedes son el pueblo santo de Dios; por lo tanto, entre ustedes no debe existir la inmoralidad sexual ni ningún otro exceso.  Tampoco digan groserías, tonterías ni hagan bromas vulgares. Mejor alaben y den gracias a Dios. Pues es seguro que el que cometa pecados sexuales no tendrá parte en el reino de Dios, ni el que haga inmoralidades, ni tampoco el que siempre quiera tener más cosas para sí, porque eso es como adorar a un dios falso.  No permitan que nadie los engañe con ideas falsas porque Dios se enoja con los que no lo obedecen. Así que no tengan nada que ver con esa clase de gente.  Les digo esto porque ustedes estaban antes en la oscuridad, pero ahora están en la luz del Señor. Por lo tanto, vivan como hijos que pertenecen a la luz.  La luz trae bondad, rectitud y verdad en abundancia.  Traten de aprender qué es lo que agrada al Señor.  No participen de lo que hacen los que practican el mal porque eso no lleva a nada bueno. Más bien desenmascárenlos,  pues hasta da vergüenza hablar de lo que esa gente hace a escondidas. Todo lo que se expone a la luz, se puede ver con claridad, pues todo lo que se saca a la luz se convierte en luz. Por eso decimos: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará. Por eso hay que tener mucho cuidado con la forma de vivir. No vivan como la gente necia, sino con sabiduría.  Esto quiere decir que deben aprovechar toda oportunidad para hacer el bien, porque estamos en una época llena de maldad.  No sean tontos, mejor traten de entender cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen, porque así echarán a perder su vida. Mejor llénense del Espíritu Santo.

El Señor me rescató porque me ama; él me llevó a un lugar seguro.

Jesús les dijo: Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su cuenta. Sólo hace lo que ve hacer el Padre. El Hijo hace lo mismo que hace el Padre.

Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Juzgo según lo que el Padre me dice y mi decisión es correcta. Es así porque no trato de hacer lo que yo quiero, sino lo que quiere el Padre que me envió."

Entonces Jesús se acercó y les dijo: -Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Así que hagan seguidores en todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado. Tengan presente que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.

Porque es Dios mismo quien hace posible que ustedes deseen hacer lo que a él le agrada. Y no sólo eso, sino que también les da el poder para que lo hagan.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Continuamente ando por el Camino que mi Padre Celestial me ha dado y Él me mira con una tremenda alegría y deleite.  En todo lo que hago y digo, le doy la gloria al Señor Jesus.  Solo camino en la autoridad que el Señor Jesús me da y no en la mía.  Él está siempre conmigo, obrando tanto dentro como a través de mí, y Él pone en mi tanto el querer como el hacer por Su buena voluntad. Porque para mí el Señor Jesús es el Gran Yo Soy.  Jesús es el Señor.  Mi Dios. ¡Aleluya!   ¡Aleluya! Amen.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: Hosanna.enriqueibarra@gmail.com

lunes, 30 de enero de 2012

Guardo en mi corazón las Palabras del Señor Jesús.


Lucas 6:43-45; Salmo 1:1-3; Juan 15:1-8; Proverbios 18:20-21; Filipenses 4:8; Mateo 12:33-35; Marcos 11:22-25

No es buen árbol el que da malos frutos,  ni árbol malo el que da buen fruto, pues todo árbol se conoce por su fruto, ya que no se cosechan higos de los espinos ni de las zarzas se vendimian uvas.  El hombre bueno,  del buen tesoro de su corazón saca lo bueno;  y el hombre malo,  del mal tesoro de su corazón saca lo malo,  porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Bienaventurado  el varón que no anduvo en consejo de malos,  ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su Ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae,  y todo lo que hace prosperará.

Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto,  lo quitará;  y todo aquel que lleva fruto,  lo limpiará,  para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí,  y yo en vosotros.  Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo,  si no permanece en la vid,  así tampoco vosotros,  si no permanecéis en mí. Yo soy la vid,  vosotros los pámpanos;  el que permanece en mí y yo en él,  este lleva mucho fruto,  porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece,  será echado fuera como pámpano,  y se secará;  y los recogen,  los echan en el fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho.  En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.

Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre; se sacia del producto de sus labios.  La muerte y la vida están en poder de la lengua; el que la ama,  comerá de sus frutos.

Por lo demás,  hermanos,  todo lo que es verdadero,  todo lo honesto,  todo lo justo,  todo lo puro,  todo lo amable,  todo lo que es de buen nombre;  si hay virtud alguna,  si algo digno de alabanza,  en esto pensad.

Si el árbol es bueno,  su fruto es bueno;  si el árbol es malo,  su fruto es malo,  porque por el fruto se conoce el árbol.  ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno,  siendo malos?,  porque de la abundancia del corazón habla la boca.  El hombre bueno,  del buen tesoro del corazón saca buenas cosas,  y el hombre malo,  del mal tesoro saca malas cosas.


Respondiendo Jesús,  les dijo: Tened fe en Dios. De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: Quítate y arrójate en el mar,  y no duda en su corazón,  sino que cree que será hecho lo que dice,  lo que diga le será hecho. Por tanto,  os digo que todo lo que pidáis orando,  creed que lo recibiréis,  y os vendrá.  Y cuando estéis orando,  perdonad,  si tenéis algo contra alguien,  para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Soy como un árbol bueno y sano que da frutos deseables.  Soy un hombre con una integridad inflexible.  He sido elegido para mostrar la gloria y majestad de mi Padre Celestial.  Soy conocido e identificado por el fruto que doy en mi vida.  Concentro mi atención en lo que es bueno, honorable y digno de elogio.  Voluntariamente permito dejar entrar en mi corazón solo las cosas buenas y rechazo las cosas corruptas de los impíos.  De los tesoros de las cosas buenas que he sembrado en mi corazón, produzco una cosecha que es honorable e intrínsecamente buena.  Propongo en mi corazón hablar sólo aquellas cosas que producen un ambiente propicio para la vida que Dios me da.  Mi vida es Jesús por lo tanto mi corazón habla de la Vida.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: Hosanna.enriqueibarra@gmail.com

domingo, 29 de enero de 2012

El Señor Jesús se revela a quien Él quiere revelarse.


Lucas 10: 19-22; Mateo 28:18-20; Efesios 1:17-23; Salmo 8:4-6; Romanos 8:29; Hebreos 2:11; Juan 17:20-26; 1 Juan 1:3

Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo,  y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan,  sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo,  Padre,  Señor del cielo y de la tierra,  porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí,  Padre,  porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;  y nadie conoce quién es el Hijo,  sino el Padre;  ni quién es el Padre,  sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar

Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  Por tanto,  id y haced discípulos  a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del  Padre,  del Hijo y del Espíritu Santo,  y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.  Y yo estoy con vosotros todos los días,  hasta el fin del mundo.   Amén.

Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,  el Padre de gloria,  os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento,  para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado,  cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,  según la acción de su fuerza poderosa.  Esta fuerza operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y sentándolo a su derecha en los lugares celestiales,  sobre todo principado y autoridad,  poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra,  no solo en este siglo,  sino también en el venidero. Y sometió todas las cosas debajo de sus pies,  y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?  Lo has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:

 A los que antes conoció,  también los predestinó  para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo,  para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Porque el que santifica  y los que son santificados,  de uno son todos;  por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.  Pero no ruego solamente por estos,  sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno;  como tú,  Padre,  en mí y yo en ti,  que también ellos sean uno en nosotros,  para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste,  para que sean uno,  así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí,  para que sean perfectos en unidad,  para que el mundo conozca que tú me enviaste,  y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.  Padre,  aquellos que me has dado,  quiero que donde yo esté,  también ellos estén conmigo,  para que vean mi gloria que me has dado,  pues me has amado desde antes de la fundación del mundo.  Padre justo,  el mundo no te ha conocido,  pero yo te he conocido,  y estos han conocido que tú me enviaste.  Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer aún,  para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos.

Lo que hemos visto y oído,  eso os anunciamos,  para que también vosotros tengáis comunión con nosotros;  y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Me regocijo porque mi nombre ha sido inscrito en los cielos, mi Padre Celestial y el Señor Jesús me han escogido y Su Palabra me ha sido dada para conocerles.  El Señor Jesús también me ha dado autoridad sobre toda fuerza del enemigo, me ha restaurado el dominio anterior y me ha dado, junto con mis hermanos en Cristo Jesús, Su autoridad en Su nombre.  El Señor Jesús me ha elegido para ser su hermano menor y Él nos ha revelado al Padre Celestial para que yo pueda tener una relación íntima con El.  Mi caminar con mi Padre Celestial es tan estrecha y significativa así como fue el caminar del Señor Jesús con el Padre Celestial cuando Él estaba en esta tierra.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

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sábado, 28 de enero de 2012

Tengo confianza en el Señor Jesús y Su Palabra.


Marcos 4:36-40; Josué 1:5-9; Hebreos 10:35-11:1; Salmo 91:10; Marcos 11:22-25

Una vez despedida la multitud,  se lo llevaron tal como estaba en la barca. También había otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento que echaba las olas en la barca,  de tal manera que ya se anegaba. Él estaba en la popa,  durmiendo sobre un cabezal.  Lo despertaron y le dijeron: 
 ¡Maestro!,  ¿no tienes cuidado que perecemos?  Él,  levantándose,  reprendió al viento y dijo al mar: 
 ¡Calla,  enmudece! 
 Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma.
Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados?  ¿Cómo no tenéis fe?

Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida: como estuve con Moisés,  estaré contigo;  no te dejaré ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente,  porque tú repartirás a este pueblo como heredad la tierra que juré dar a sus padres. Solamente esfuérzate y sé muy valiente,  cuidando de obrar conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó;  no te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda,  para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.  Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley,  sino que de día y de noche meditarás  en él,  para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él,  porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.  Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente;  no temas ni desmayes,  porque Jehová,  tu Dios,  estará contigo dondequiera que vayas".

No perdáis,  pues,  vuestra confianza,  que tiene una gran recompensa,  pues os es necesaria la paciencia,  para que,  habiendo hecho la voluntad de Dios,  obtengáis la promesa. Porque aún un poco y el que ha de venir vendrá,  y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma.  Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,  sino de los que tienen fe para preservación del alma.   Es,  pues,  la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve.

No te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada,

Respondiendo Jesús,  les dijo: Tened fe en Dios. De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: Quítate y arrójate en el mar,  y no duda en su corazón,  sino que cree que será hecho lo que dice,  lo que diga le será hecho. Por tanto,  os digo que todo lo que pidáis orando,  creed que lo recibiréis,  y os vendrá.  Y cuando estéis orando,  perdonad,  si tenéis algo contra alguien,  para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas,


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Cuando las cosas que me rodean parecen sin esperanza en el mundo y se han levantado tormentas sobre mi vida y corro peligro, no entrare en preocupación porque me lleva al pánico y este al temor  y todo esto me aparta de mi confianza en el Señor Jesús y Su Palabra. Me afirmo en la Palabra de Dios que dice que no sufriré ningún daño. Y como mi Señor Jesús le dijo al viento  y al mar calla enmudece; así le digo a las circunstancias y a toda situación que me pone en peligro “Calla enmudece en el nombre del Señor Jesús” y sé que la bonanza y la paz de Dios vienen a mi vida.  Y no importa cuan difícil sea esta se doblegara al oír el nombre de mi Señor Jesús.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv