sábado, 7 de mayo de 2011

Comparto La Sabiduría De Dios.


  1 Corintios 2:6-10
Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe; no la sabiduría de este mundo ni de los poderosos de este mundo, que perecen. Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la cual ninguno de los poderosos de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. Antes bien, como está escrito:
«Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman». Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios,

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

Predico de la sabiduría de Dios a aquellos que son maduros y capaces de escuchar. No es sabiduría de este siglo, o de aquellos considerados como líderes sabios de este mundo.  Por el contrario, les predico a aquellos que están listos, a ellos hablo sabiduría de Dios, la que una vez estuvo oculta, pero ahora se revela en y a través de nosotros, la cual Dios ideó y decretó desde la fundación del mundo para nuestra gloria que es Jesús en nosotros.  Esto fue escrito para el pueblo del antiguo pacto:  "Ningún ojo ha visto, ni oído oyó, ni ninguna mente ha concebido lo que Dios ha preparado para los que le aman."  ¡Pero hoy Dios me lo ha revelado a mí, que soy Su hijo por haber recibido al Señor Jesús en mi corazón como mi Dios y mi Señor y por el Espíritu Santo que mora en mí! 
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.