lunes, 31 de enero de 2011

El Poder Del Padre Celestial Estaba Con Jesús Para Sanar

Lucas 5:17-25
Aconteció un día que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la Ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Sucedió que unos hombres que traían en una camilla a un hombre que estaba paralítico, procuraban entrar y ponerlo delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa y por el tejado lo bajaron con la camilla y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: —Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a pensar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, les preguntó:   ¿Qué pensáis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados—dijo al paralítico—: A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levantó en presencia de ellos, tomó la camilla en que estaba acostado y se fue a su casa glorificando a Dios

                                                          
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Puedo ver cuando la fe ha crecido en el corazón de una persona, y como portador del poder de Dios, siempre estoy listo para orar por los enfermos y en el Nombre de Jesús reciben la sanidad que necesitan. En Jesús tengo la capacidad y autoridad para liberar a un individuo del poder del pecado y de proporcionar la sanidad de cualquier área de su vida. La Palabra de Dios que hablo con fe es la portadora de Su Poder en esta tierra y traen liberación a los cautivos de las fuerzas de la oscuridad. En Jesús, puedo discernir los pensamientos, las preguntas y las intenciones de quienes se oponen a la Verdad y tengo toda la sabiduría que necesito para manejar cualquier situación o confrontación que venga de ellos. Soy un hombre de fe.  El poder del pecado se ha roto en mi vida.  Tengo todo el derecho y acceso al poder de sanidad que Dios tanto anhela que tenga para servirle a Dios y manifestar la gloria de Jesús en esta tierra.

  
Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén