lunes, 20 de febrero de 2012

La fortaleza de mi corazón es el Señor Jesucristo.


Salmo 73-23-26; Juan 16:13; Salmo 16:5; 32:8; 48:14; 84:2; Filipenses 3:8

Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.


Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.

Tú, Señor, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.

El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti

¡Este Dios es nuestro Dios eterno!  ¡Él nos guiará para siempre!

Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón,  con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida.

No sólo eso, sino que yo considero todo en desventaja en comparación al valor supremo de conocer al Jesús el Cristo como mi Señor. Fue por su causa que yo abandoné todo y lo considero todo como basura para ganar a Cristo.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Siempre estoy con el Señor Jesús - Él me sostiene de la mano derecha. Me guía continuamente con Su consejo conforme camino por los senderos de esta vida.  Él estará conmigo hasta el día que sea levantado para estar con El en gloria.  Este mundo no tiene nada que yo desee fuera de mi Señor Jesús. Aunque mi carne y el corazón fallen, Dios es mi fortaleza y mi porción para siempre.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com