viernes, 3 de febrero de 2012

Doy Gracia a mi Señor Jesucristo siempre.


Doy Gracia a mi Señor Jesucristo siempre.  

Hosanna en las Alturas, Jesús es el Señor  


2 Tesalonicenses 2:13-17; Romanos 8:28-30, 38-39; Efesios 1:4; 1 Pedro 1:2-3; Juan 17:20-26; Gálatas 5:1; 2 Crónicas 20:20; Salmo 138:3

Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.  Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,  conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas. Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.


Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.

El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.


DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Soy profundamente amado por el Señor Jesus.  Desde antes de la fundación del mundo, Él me escogió para ser salvo, me aparto para que el Espíritu Santo morara dentro de mi a través de la fe (confianza) en la Palabra de Dios que es la Verdad para mi vida.  Dios me llamó a través del mensaje del Evangelio del Señor Jesús, para que yo pudiera participar de la gloria de mi Señor Jesucristo. He decidido estar firme en esta Verdad, de creer en las enseñanzas que han llegado a mí, por boca de los predicadores o por la misma Escritura de la Palabra de Dios. El Señor Jesús y mi Padre Celestial, a través de Su Espíritu fortalecen mi corazón y me capacitan para toda buena obra para llevar  Su Palabra que es poderosa para mi vida y para todos los que me rodean.  Mi Padre Celestial me ama profundamente y por Su gracia, Él me da consolación y esperanza eterna.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
Hosanna.enriqueibarra@gmail.com