lunes, 25 de abril de 2011

Siembro La Palabra De Dios En Mi Corazón Y La Obedezco


Deuteronomio 11: 18-28
Grábense estas palabras en el corazón y en la mente;  átenlas en sus manos como un signo,  y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino,  cuando se acuesten y cuando se levanten;   escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades. Así,  mientras existan los cielos sobre la tierra,  ustedes y sus descendientes prolongarán su vida sobre la tierra que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría.  "Si ustedes obedecen todos estos mandamientos que les doy,  y aman al Señor su Dios,  y siguen por todos sus caminos y le son fieles, entonces el Señor expulsará del territorio de ustedes a todas esas naciones.  Así podrán desposeerlas,  aunque sean más grandes y más fuertes que ustedes.  Todo lugar donde planten el pie será de ustedes;  su territorio se extenderá desde el desierto hasta el monte Líbano,  y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo. Nadie podrá hacerles frente.  Por dondequiera que vayan,  el Señor su Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante ustedes,  como se lo ha prometido. "Hoy les doy a elegir entre la bendición y la maldición:   bendición,  si obedecen los mandamientos que yo,  el Señor su Dios,  hoy les mando obedecer;  maldición,  si desobedecen los mandamientos del Señor su Dios y se apartan del camino que hoy les mando seguir,  y se van tras dioses extraños que jamás han conocido.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Someto todo mi corazón, alma y cuerpo a la Palabra de Dios. Medito en ella en su totalidad.  Todos Sus estatutos están pegados a mí como si se tratara de una señal en la mano o un adorno delante de mis ojos. Las escribo en los postes de mis casas y sobre mi puerta. Por la Palabra de mi Padre Celestial los días de mis hijos se multiplican. Amo y camino en todos Sus caminos. Estoy decidido a unirme a Jesús en el amor. Él es mi ejemplo y siempre está conmigo. Él expulsa a mis enemigos delante de mí y los despoja. Cada lugar que la planta de mis pies toque es mío. Lo reclamo para el reino de Dios. No hay ni una sola alma en toda la creación que tenga la capacidad de triunfar sobre mí.  Jesús ha puesto delante de mí la elección de vivir bajo Su bendición, o bajo la maldición. La elección es mía.  Puedo ser bendecido si elijo creer y respetar Su palabra y los estatutos de la misma, o puedo ser maldecido si decido rechazarlas.  Elijo la bendición!
Leer fonéticamente

Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.