sábado, 26 de marzo de 2011

Su Palabra Me Ha Dado Conocimiento Dios


2 Pedro 1: 2-4
Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios, y de Jesús nuestro Señor.  Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos ha llamado a gloria y virtud; por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fuésemos hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

La gracia y la paz de Dios son mías en abundancia a través del conocimiento de Cristo Jesús, mi Dios y mi Señor. A través de Su divino poder, Él me ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. Estas cosas Él ha derramado sobre mí, a través del conocimiento profundo y personal de Aquel que me ha llamado a Su gloria y excelencia. En el Señor Jesús, ahora tengo todas  las grandes y preciosas promesas de Dios.  A través de estas promesas, me he vuelto partícipe de Su naturaleza divina y he huido de la corrupción de este mundo y sus deseos.  Por lo tanto, como un hijo nacido de nuevo de Dios ahora en el Señor Jesús tengo: Todas las cosas que pertenecen a la vida ya la piedad;
un conocimiento profundo y personal de Aquel que me ha llamado; entrada a Su gloria y excelencia; todas sus promesas grandes y preciosas;
participación de Su naturaleza divina; y el poder de Dios, por lo tanto la corrupción de este mundo causada por los deseos malignos ya no tienen poder sobre mi porque el Señor Jesús gobierna totalmente todo mi ser: espíritu, alma, y cuerpo.
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Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.