viernes, 13 de enero de 2012

El Espíritu del Señor Jesús ha venido a morar en mí.

Hechos 1:8, 2:1-4; Mateo 3:11; Joel 2:28; Lucas 24:48-49; Juan 7:37-39; Gálatas 3:14, 1 Corintios 14:2-4; Judas 1:20; Romanos 8:26-28

Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder. Serán mis testigos en Jerusalén, en toda la región de Judea, en Samaria y en todo el mundo.
Cuando llegó el día de Pentecostés, todos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido, como de un viento muy fuerte, que llenó toda la casa.  Vieron algo parecido a llamas de fuego que se separaron y se colocaron sobre cada uno de los que estaban allí.  Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en diferentes idiomas por el poder que les daba el Espíritu.

Yo los bautizo con agua como demostración de que han cambiado su vida. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo. Ni siquiera merezco quitarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.

Después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad. Sus hijos e hijas profetizarán, los ancianos tendrán sueños, y los jóvenes tendrán visiones.

Ustedes fueron testigos de todo esto. Vayan y díganle a la gente que sus pecados pueden ser perdonados. Díganles que cambien su manera de pensar y de vivir. Si ellos hacen esto, Dios los perdonará. Empiecen desde Jerusalén y anúncienlo en mi nombre a todas las naciones.  Ahora les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Pero quédense en Jerusalén hasta que hayan recibido ese poder del cielo.

Las Escrituras dicen que del interior del que cree en mí saldrán ríos de agua viva.  Jesús dijo eso acerca del Espíritu, que recibirían después los que creyeron en él. Los creyentes aún no tenían el Espíritu, porque Jesús todavía no había sido elevado a su gloria. Pero después, los que confiaban en Jesús recibirían el Espíritu.

Cristo hizo eso para que las bendiciones que recibió Abraham llegaran a las demás naciones. Las bendiciones vienen a través de Jesucristo para que por medio de la fe pudiéramos recibir el Espíritu que Dios prometió.

Porque el que habla en lenguas, en realidad no habla con los demás, sino con Dios. Nadie entiende lo que dice pues dice secretos por medio del Espíritu.  Pero el que profetiza, habla a los demás para darles fuerzas, ánimo y consuelo.  El que habla en lenguas se fortalece a sí mismo, pero el que profetiza fortalece a toda la iglesia.

Pero ustedes, estimados hermanos, fortalézcanse unos a otros en su fe santísima. Oren por medio del Espíritu Santo.

De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, cuando no sabemos qué pedirle a Dios, el Espíritu mismo le pide a Dios por nosotros. El Espíritu le habla a Dios a través de gemidos imposibles de expresar con palabras.  Pero Dios nos conoce a fondo y entiende lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega a favor de su pueblo santo de acuerdo a la voluntad de Dios.  Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito.

  
 DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Como resultado del bautismo en el Espíritu Santo, y debido a que Él ha hecho Su morada en mi espíritu, ahora he recibido el poder (capacidad milagrosa que estaba en el Señor Jesús) y me ha convertido en un testimonio vivo, que demuestra que la presencia de Dios esta conmigo, y es notorio en mi casa, mi iglesia, mi ciudad, y mi país y hasta los confines de la tierra.  He sido lleno del Espíritu Santo, y El me ha dado la capacidad de hablar en un lenguaje nuevo - que me permite hablar con Dios directamente, es un lenguaje que nunca me ensenaron en esta tierra y que la mente natural no entiende, pero Dios si lo entiende y cada vez que lo hablo, me edifica en gran manera ya que hablo misterios que mi espíritu y Dios conocen.


Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv