sábado, 25 de junio de 2011

La Palabra del Señor es mi fuente de vida


Proverbios  3:21-26; Proverbios 1:8-9; Salmo 4:18 y Josué 1:5-9

Hijo mío, conserva el buen juicio; no pierdas de vista la discreción. Te serán fuente de vida, te adornarán como un collar. Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán.  Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa. NVI 1999

·        Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre.  Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar.
NVI 1999

·        En paz me acuesto y me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.   NVI 1999

·        Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. »Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»    NVI 1999


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS




Soy obediente a la Palabra de Dios porque ella es vida para mi espíritu, mi alma, y mi cuerpo.  Guardo la sabiduría y la discreción porque son vida para mi alma y gracia para mi cuello ya que me adornan.  Camino con seguridad en esta vida y no tropiezo. Cuando me acuesto, no tengo miedo y mi sueño es dulce. No tengo miedo del terror repentino o la desolación de los impíos cuando venga, porque el Señor Jesús  es mi confianza.  Él me preserva en tiempos de peligro y me guarda para que mi pie no resbale.



Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.