lunes, 9 de abril de 2012

El Señor Jesús mi Dios me hecho a Su imagen.


Génesis 1:26-18; Romanos 8:29-30; 2 Corintios 5:16-21; Salmo 8:4-8; Lucas 9:1; Mateo 28:18-20

Entonces Elohim dijo: "Hagamos a la humanidad a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y reinen sobre los peces en el mar, las criaturas que vuelan en el cielo, los animales, y sobre toda la tierra, y sobre toda criatura que se arrastra en la tierra." Así que Elohim creó al hombre; a la imagen de Elohim lo creó; macho y hembra El los creó. Elohim los bendijo, diciendo: "Sean fructíferos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla. Tengan dominio sobre los peces en los mares y las criaturas que vuelan en el cielo, y todo ganado y toda la tierra, y toda criatura viviente que se arrastra en la tierra.

Porque los que El conoció de antemano, los predestinó a ser conformados a la imagen de su Hijo,  para que El pudiera ser el primogénito entre muchos hermanos; y los que El predestinó, a estos también los llamó; y aquellos que llamó, también los consideró justificados; y los que El consideró justificados, ¡también glorificó!

Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos.  Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.  Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!  Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.  Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: "En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios."  Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,  para que en él recibiéramos la justicia de Dios.

Me pregunto: ¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el *ser humano, para que lo tomes en cuenta?  Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio;   todas las ovejas, todos los bueyes, todos los animales del campo, las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar.

Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades.

Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.  Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

Así que,  somos embajadores en nombre de Cristo,  como si Dios rogara por medio de nosotros;  os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.



DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

He sido creado a imagen y semejanza del Señor Jesús, mi Dios Todopoderoso.  Él  me ha dado Su autoridad (El dominio completo de todo lo creado en la tierra) en los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y de todo reptil  que se arrastra en la tierra.  Con el Espíritu Santo morando dentro de mí tengo la  representación de la autoridad y semejanza de Dios, y he sido nombrado embajador del Reino de Jesucristo aquí en la tierra.  Él me ha bendecido y me ha enviado a tomar dominio sobre ella y a someterla para Su gloria.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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