Romanos 5:9-11; 5:1-2; Juan 5:24; 14:19; 2 Corintios 5:17-21; Efesios 2:13
Y ahora que hemos sido justificados por su
sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de
Dios! Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él
mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido
reconciliados, seremos salvados por su vida! Y no sólo esto, sino que también
nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya
hemos recibido la reconciliación.
En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos
paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y
mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes.
Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me
envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a
la vida.
Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y
porque yo vivo, también ustedes vivirán.
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo
ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio
de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la
reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo
consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el
mensaje de la reconciliación. Así que
somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de
nosotros: "En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con
Dios." Al que no cometió pecado
alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los
ha acercado mediante la sangre de Cristo.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Ahora mismo, en este mismo momento, soy justificado por la sangre del Señor Jesús, y por medio de El, he sido salvado de la ira de Dios. He sido reconciliado con el Padre a través de la muerte de Su Hijo, Jesús. Por lo tanto, habiendo sido reconciliado, también soy salvo por medio de Su vida. ¡Me regocijo en Dios, mi Padre, a través de mi Señor Jesucristo, por quien he recibido la reconciliación!
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com
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