viernes, 27 de abril de 2012

Mi ayudador es el Señor Jesús mi Dios.


Nehemías 6:9-16; Salmo 126; Lucas 14:28; Josué 1:5-9; Génesis 1:26-27; Juan 1:21; Colosenses 2:15; Santiago 4:7; 2 Corintios 10:3-6

Nuestros enemigos estaban tratando de asustarnos creyendo que así íbamos a suspender las obras. Pero yo estaba decidido a continuar, así que oré al Señor y dije: Señor, dame más fuerzas, por favor.  Un día fui a la casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mehitabel. Él estaba encerrado en su casa y me habló muy preocupado: Nehemías, vayamos a la casa de Dios y quedémonos dentro del templo con las puertas cerradas porque vendrán esta noche a matarte. Pero yo le contesté: ¿Por qué tiene que huir un hombre como yo? Yo no le debo nada a nadie para tener que entrar al templo a salvar mi vida. Yo no tengo porque esconderme de nadie. Me di cuenta de que Semaías no hablaba en nombre de Dios, sino que decía esa profecía contra mí porque Tobías y Sambalat le habían pagado para que lo hiciera. Lo contrataron para hacerme pecar escondiéndome en el templo. Con eso, ellos planeaban tener una razón para desacreditarme. Dios mío, castiga a Tobías y a Sambalat por lo que han hecho. Reprende también a Noadías, la profetisa, y al resto de profetas que trataron de atemorizarme. La reconstrucción de la muralla duró cincuenta y dos días y se terminó el día veinticinco del mes de elula. Cuando todos nuestros enemigos y las naciones vecinas se enteraron de que habíamos terminado la muralla, todos ellos perdieron la confianza en sí mismos y se llenaron de temor. Entendieron que esa obra había sido hecha con la ayuda de Dios.

Cuando el Señor traiga a los deportados de vuelta a Sión, parecerá que estamos soñando;  nos llenaremos de felicidad y entonaremos canciones alegres. La gente de otras naciones dirá: El Señor ha hecho maravillas por ellos.  En el pasado, el Señor hizo maravillas por nosotros y estábamos felices de ello.  Señor, danos de nuevo la libertad; haz que seamos como desiertos que se llenan de manantiales.  Los que con lágrimas sembraron, con gritos de alegría cosecharán.  El que vaya andando y llorando llevando la bolsa de semillas, volverá gritando de alegría llevando manojos de trigo.

Cuando alguien va a construir una torre, se sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para hacer el trabajo.

Yo estaré contigo así como estuve con Moisés. Nadie podrá derrotarte mientras vivas porque yo nunca te abandonaré ni te dejaré.  Sé fuerte y valiente porque tú guiarás a este pueblo para que pueda tomar la tierra que yo prometí a sus antepasados. Pero tienes que ser fuerte y valiente, obedeciendo los mandamientos que te dio mi siervo Moisés. Si te mantienes fiel a ellos triunfarás donde quiera que vayas.  Repite siempre las palabras del libro de la ley de Moisés. Estúdialo día y noche, de manera que puedas actuar de acuerdo a lo escrito en él, para que te vaya bien y tengas éxito.  Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el Señor tu Dios estará contigo donde quiera que vayas.

Luego Dios dijo: Ahora hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Tendrá poder sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y en toda la tierra. Reinará sobre los animales terrestres, y sobre todos los animales que se arrastran por el suelo. Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer.

Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.

Dios venció a todos los poderes y fuerzas espirituales a través de la cruz, desarmándolos y obligándolos a desfilar derrotados ante el mundo.

Así que, entréguense a Dios, resistan al diablo y el diablo huirá de ustedes.

Es cierto que vivimos en este mundo, pero no luchamos como los seres humanos que viven en él.  Las armas con las que luchamos no son de este mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fortalezas del enemigo. Con nuestras armas, también destruimos los argumentos de los que están en contra nuestra y acabamos con el orgullo que no le permite a la gente conocer a Dios. Así podemos capturar todos los pensamientos y hacer que obedezcan a Cristo.  Una vez que estemos seguros de su completa obediencia, estaremos listos para castigar cualquier desobediencia.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Cuando el enemigo trata de asustarme y comienza a burlarse de mí diciendo que no tengo las fuerzas ni la habilidad para completar el trabajo que El Señor Jesús me ha encomendado, Dios fortalece mis manos.  No tengo ningún motivo para salir en retirada contra los ataques del enemigo. ¡He nacido de nuevo del Dios vivo y no por hombre!  He sido hecho a imagen y semejanza de Dios.  Si alguna persona que dice conocer al Señor Jesús se levanta en mi contra, no huiré, ¡No lo hare! ¡Me mantengo firme en el Señor Jesús!  No hay enemigo que me pueda intimidar porque El Señor y creador de todo el universo esta morando dentro de mí.  El enemigo sabe que Dios está de mi lado, él sabe que yo creo en La Palabra de Dios, y por eso perderá totalmente cualquier ataque en mi contra y huira de mí.  Por esta razón, me mantengo firme sobre La Roca y completare el trabajo que Dios me ha llamado a hacer.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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