domingo, 24 de julio de 2011

Creo la Palabra de Dios por lo tanto la declaro, en el nombre del Señor Jesús.


Creo la Palabra de Dios por lo tanto la declaro, en el nombre del Señor Jesús.

2 Corintios 4:13; Proverbios 18:20-21; Hebreos 11:1,6; Marcos 11:22-25; Romanos 10:8, 2 Corintios 5:7   

 Pero teniendo el mismo espíritu de fe,  conforme a lo que está escrito: "Creí,  por lo cual hablé",  nosotros también creemos,  por lo cual también hablamos.

Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre;  se sacia del producto de sus labios.   La muerte y la vida están en poder de la lengua;  el que la ama,  comerá de sus frutos.

Es,  pues,  la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios,  porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan.

Respondiendo Jesús,  les dijo: Tened fe en Dios.  De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: "Quítate y arrójate en el mar",  y no duda en su corazón,  sino que cree que será hecho lo que dice,  lo que diga le será hecho.  Por tanto,  os digo que todo lo que pidáis orando,  creed que lo recibiréis,  y os vendrá.   Y cuando estéis orando,  perdonad,  si tenéis algo contra alguien,  para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Pero  ¿qué dice?: "Cerca de ti está la palabra,  en tu boca y en tu corazón".  Esta es la palabra de fe que predicamos:

Porque por fe andamos,  no por vista.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

La fe es un poder espiritual y el instrumento que Dios me ha dado para que produzca una gran cantidad de buenos frutos en mi vida.  Escrito está acerca del espíritu de fe: “creí, por lo tanto hable” esta es mi fe en operación.  Tomo las promesas de Dios en mi corazón, las creo con toda mi alma, y las hablo hasta que se manifiestan en mi vida.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.