miércoles, 28 de marzo de 2012

Vengo en el nombre del Señor Jesús mi Dios.


Juan 5:41-44; 1 Tesalonicenses 2:6; Romanos 5:5; 1 Juan 3:1-2; Colosenses 1:29; Efesios 1:17-23; Marcos 9:37; Lucas 9:48


No me interesa que ustedes me alaben.  Lo que me preocupa es ver que ustedes no aman realmente a Dios. Vengo en nombre de mi Padre y ustedes no me aceptan. Pero si viene alguien que hable por su propia cuenta, ¡a ese sí lo aceptan!  Les gusta alabarse unos a otros, pero no buscan la alabanza de Dios. Entonces, ¿cómo van a creer?

No buscamos ningún reconocimiento de ustedes ni de nadie.

Esa esperanza no nos va a fallar porque Dios nos dio el Espíritu Santo, quien ha derramado el amor de Dios en nosotros.

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios. Mis queridos amigos, ahora somos hijos de Dios pero todavía no sabemos lo que seremos en el futuro. Lo que sí sabemos, es que cuando Cristo regrese seremos como él, pues lo veremos tal y como él es.

Trabajo con mucho empeño por el poder de Cristo que actúa en mí y me fortalece.

Ruego que Dios, el Padre glorioso de nuestro Señor Jesucristo, les dé el Espíritu, fuente de sabiduría, para que entiendan los secretos de Dios y lleguen a conocerlo verdaderamente. Pido que Dios los ilumine con entendimiento para que vean su verdad y sepan lo que tiene preparado para sus escogidos. Entonces podrán participar de las ricas y abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo. Verán también lo grande que es el poder que Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder  con el que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su lado en el cielo. Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier autoridad, poder, gobierno o dominio, tanto de este mundo como del que está por venir.  Dios puso todo bajo el mando de Cristo y lo escogió como máxima autoridad de todo para bien de la iglesia. Cristo llena todo con su presencia, y en la iglesia se muestra todo lo que él es.

El que recibe a uno de estos niños en mi nombre, también me recibe a mí. El que me recibe a mí, también recibe al que me envió. les dijo: -El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí. Y si me recibe a mí, también recibe a mi Padre que me envió. El más insignificante entre ustedes es el más importante.

  DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

No tengo necesidad de la gloria y el honor que viene de los hombres.  El amor del Señor Jesús ha sido derramado en mi corazón.  Busco hacer Su voluntad que es revelada en Su Palabra para que lo que haga le traiga gloria a Su Nombre.  Mi deseo es recibir la alabanza, el honor y la gloria, que provienen del Señor Jesus, el único Dios veredero.  Soy miembro de la familia de Dios.  Soy Su hijo, lo llamo por Su Nombre.  Su poder fluye en mí y dentro de mí porque Jesús ha hecho morada en mi.  Cuando la gente me recibe, recibe a mi Padre Celestial, al Señor Jesús y Su Espíritu. Cuando la gente me rechaza, rechaza a mi Padre Celestial.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.

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