miércoles, 27 de julio de 2011

Cuando pido con fe en el Nombre Jesús, recibo.



Mateo 15:22-28; Romanos 12:3; Mateo 7:7-11; Hebreos 10:35-11:1, 6

Jesús no le respondió palabra; y sus discípulos, acercándose, intercedían diciéndole: Concédele lo que pide, a fin de que se vaya porque viene gritando tras nosotros.  A lo que Jesús respondiendo dijo: Yo no soy enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa de Israel.   No obstante, ella se acercó y le adoró diciendo: Señor, socórreme.  El cual le dio por respuesta: No es justo tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.  Mas ella le dijo: Es verdad, Señor; pero los perritos comen al menos las migajas que caen de la mesa de sus amos.  Entonces Jesús respondiendo le dijo: ¡Oh mujer!, grande es tu fe; hágase conforme tú lo deseas. Y en la hora misma su hija quedó curada.

Por lo que os exhorto a todos vosotros, en virtud del ministerio que por gracia se me ha dado, a que en vuestro saber o pensar, no os levantéis más alto de lo que debéis, sino que os contengáis dentro de los límites de la moderación, según la medida de fe que Dios ha repartido a cada cual.

Pedid, y se os dará; ¡buscad, y hallaréis!: llamad, y os abrirán.  Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.  ¿Hay por ventura alguno entre vosotros que pidiéndole pan un hijo suyo, le dé una piedra?  ¿O que si le pide un pez, le dé una culebra?  Pues si vosotros siendo malos sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que se las pidan?

No queráis, pues, malograr vuestra confianza, la cual recibirá un gran galardón.  Porque os es necesaria la paciencia para que, haciendo la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Pues dentro de un brevísimo tiempo, dice Dios, vendrá aquel que ha de venir, y no tardará.  Entretanto el justo mío, añade el Señor, vivirá por la fe; pero si desertare, no será agradable sino aborrecible a mi alma.  Mas nosotros, hermanos, no somos de los hijos que desertan de la fe para perderse, sino de los fieles y constantes para poner a salvo al alma, y asegurarle la eterna gloria.  Es, pues, la fe el fundamento o firme persuasión de las cosas que se esperan, y un convencimiento de las cosas que no se ven.

Pues sin fe es imposible agradar a Dios; por cuanto el que se llega a Dios debe creer que Dios existe, y que es remunerador de los que le buscan.



DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS

El Señor Jesús me ha dado una gran medida de fe y soy persistente, e incluso  tenaz con ella, hasta que recibo lo que estoy pidiendo a mi Padre Celestial.  Mientras tanto, me mantengo firme, creyendo y haciendo lo que Dios dice en Su Palabra.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.