martes, 8 de febrero de 2011

Jesús Es Mi Dios Y Pertenezco A Su Pueblo


Ezequiel 37:24-27
 "Mi siervo David será rey sobre ellos,  y todos ellos tendrán un solo pastor;  andarán en mis preceptos,  y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob,  en la cual habitaron vuestros padres.  En ella habitarán ellos,  sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre;  y mi siervo David los gobernará para siempre. Haré con ellos un pacto de paz;  un pacto perpetuo será con ellos.  Yo los estableceré y los multiplicaré,  y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo;  yo seré el Dios de ellos,  y ellos serán mi pueblo.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

 

Jesús es el Señor de mi vida.  Camino en todos los preceptos de Dios y tengo cuidado de aplicar Su Palabra en todo lo que hago. Él me mantiene seguro en todos mis caminos y proclamo Su señorío sobre mis hijos, mis nietos y hasta mil generaciones.  En Jesús tengo un nuevo pacto de paz con mi Padre celestial.  Él me establece en una relación firme e inconmovible la cual hace que las leyes del incremento y desbordamiento fluyan a través y alrededor de .  El Espíritu Santo ha fijado Su residencia dentro de mí y hace que obtenga la victoria en cada situación.  No hay mejor definición de seguridad que vivir en Jesucristo. Amén. !Aleluya!

 

Ahora, pues, ninguna condenación hay para mi (culpabilidad), ya hoy estoy en Cristo Jesús. Me he convertido en uno con Jesús. La ley del Espíritu de la Vida en Cristo Jesús me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.