Nehemías 4:14-18; Josué 1:5-9; 1 Juan 4:1-4;
Efesios 6: 10-18; Éxodo 14:13-14; 2 Crónicas 20:15-24; 2 Samuel 10:12
Después inspeccioné todo esto y le hablé a los
dirigentes, a los oficiales y al resto de la gente así: No tengan miedo de
nuestros enemigos. Tengan presente que nuestro Dios es grande y poderoso.
Luchen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, por sus esposas y por sus
hogares. Nuestros enemigos se dieron cuenta que sabíamos de sus planes y que
Dios les había echado todo a perder. Así que se retiraron. Nosotros regresamos a nuestro trabajo en la
muralla. Desde aquel día, la mitad de
mi gente trabajaba en la muralla y la otra mitad vigilaba con sus escudos,
lanzas, arcos y armaduras. Los líderes militares permanecían detrás de toda la
gente de Judá. Los constructores y sus ayudantes hacían su trabajo sosteniendo
con una mano la carga y con la otra la espada. Cada uno de los constructores
tenía su espada atada a un lado de su cuerpo mientras trabajaba y el que tocaba
la trompeta estaba a mi lado.
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve
con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú
repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que
la daría a ellos. Solamente esfuérzate y
sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo
Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que
seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará
contigo en dondequiera que vayas.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de
Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el
Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,
es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne,
no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis
oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de
su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que
podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. Por
tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos
con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz. Sobre todo, tomad
el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno. Y tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos.
Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que
Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca
más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis
tranquilos.
Y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey
Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta
multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Mañana
descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y
los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No habrá para qué peleéis vosotros en este
caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá
y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová
estará con vosotros. Entonces Josafat se
inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se
postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová. Y se levantaron los levitas de los hijos de
Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte
y alta voz. Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de
Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y
moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed
a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a
algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados,
mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su
misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza,
Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las
emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los
otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de
Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte
de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. Y luego que vino
Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos
en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de
nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le pareciere.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
No tengo miedo al enemigo que se levante en mi
contra. Estoy seguro porque el Mas
Grande habita en mi corazón y con El soy
muy capaz para defender a mi esposa, hijos, hermanos, y mi hogar. Estoy listo para hacerle frente al enemigo
porque el Señor Jesús (Jehová de los Ejércitos) pelea mi batalla. Él me ha dado Su vestidura de guerra con la
cual estoy revestido perpetuamente. Hago
mi trabajo con la espada (la Palabra de Dios) en la mano. Mi Dios es un Dios grande y temible, y pelea
siempre a mi lado y a mi favor. Mi enemigo
se frustra, confundido en sus planes en mi contra. Por lo tanto, el Señor Jesús, mi Dios, me da
la victoria y me ha hecho más que vencedor en El. Amen. Aleluya!!
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor
de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com