martes, 31 de mayo de 2011

Debo De Confiar En La Palabra Y Ver Sus Milagros


Marcos 6: 5-7; Mateo 21: 19-22   NVI1999

         En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos.  Jesús recorría los alrededores, enseñando de pueblo en pueblo. Reunió a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus malignos.
         Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ¡Nunca más vuelvas a dar fruto! le dijo. Y al instante se secó la higuera. Los discípulos se asombraron al ver esto. ¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? preguntaron ellos. Les aseguro que si tienen fe y no dudan les respondió Jesús, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará. Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.

DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS


Recibo de Dios sólo lo que puedo recibir por la fe. Si no uso mi fe, estoy diciéndole a Dios que limite Su poder en mi vida. Los milagros que me siguen como un embajador de Jesucristo requieren tanto mi fe como la de aquellos que van a recibirlos. Tengo poder y autoridad sobre todo espíritu inmundo y Jesus me ha encargado liberar a todos los cautivos.  Porque sin fe es imposible agradar a Dios!!



Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.