Sí, si clamas para sabiduría, y levantas tu voz para
discernimiento, si lo buscas como a la
plata y lo rebuscas como a tesoros escondidos – entonces entenderás el temor a YAHWEH y
encontrarás conocimiento de Elohim. Porque YAHWEH da sabiduría; de Su Boca vienen
el conocimiento y el entendimiento.
El atesora salvación para los que caminan en rectitud,
El protegerá su camino; para guardar el
curso de la justicia y preservar el camino de aquellos que le temen a El.
Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha
hecho nuestra sabiduría --es decir, nuestra justificación, santificación y
redención—
En cambio, hablamos con sabiduría entre los
que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de
sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. Más bien, exponemos el misterio
de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había
destinado para nuestra gloria desde la eternidad. Ninguno de los gobernantes de
este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al
Señor de la gloria. Sin embargo, como
está escrito: "Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna
mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman." Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por
medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades
de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su
propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de
Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo
sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia
él nos ha concedido. Esto es
precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría
humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades
espirituales en términos espirituales. El que no tiene el Espíritu no acepta lo
que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo,
porque hay que discernirlo espiritualmente. En cambio, el que es espiritual lo
juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque "¿quién
ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?"
¡Pero gracias
a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Porque ella es de más provecho que la plata y
rinde más ganancias que el oro.
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría,
pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin
menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es
como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.
Yo te ruego que le des a tu siervo
discernimiento para gobernar a tu pueblo y para distinguir entre el bien y el
mal. De lo contrario, ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo? Al Señor
le agradó que Salomón hubiera hecho esa petición, de modo que le dijo: Como has
pedido esto, y no larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido la muerte de
tus enemigos sino discernimiento para administrar justicia, voy a concederte lo que has pedido. Te daré un
corazón sabio y prudente, como nadie antes de ti lo ha tenido ni lo tendrá
después.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
La búsqueda de la sabiduría es de gran importancia en
mi vida. Para mí, es como buscar un gran tesoro escondido, porque yo sé que
cuando lo encuentre entenderé el temor del Señor y tendré el conocimiento
personal e íntimo de Dios. Es la buena voluntad de Dios que me concede la
sabiduría, por lo tanto sé que cuando lo busco, Él se asegurará de que lo
encuentre. A través de la Palabra de Dios, gano tremendo conocimiento y
entendimiento. El tiene la victoria en reserva para mí y está en guardia
conmigo en todas las circunstancias y proyectos que ejecute.
Si no has recibido a Jesús tú Señor, te invito a hacer la siguiente oración creyendo en tu corazón y Jesucristo
será tu Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el
nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos
2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a
morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que
si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas
11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que
Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos.
Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste
y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho
esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
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