Gálatas 1:3-4, Efesios 1:3; 2:4-10; 2 Pedro
1:4; Hebreos 2:5
Que Dios nuestro Padre y
el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Jesucristo dio su vida por
nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de
nuestro Dios y Padre.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición
espiritual en Cristo.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su
gran amor por nosotros, nos dio vida con
Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido
salvados! Y en unión con Cristo Jesús,
Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la
incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en
Cristo Jesús. Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto
no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que
nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en
práctica.
Así Dios nos ha entregado sus preciosas y
magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay
en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza
divina.
Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el
mundo venidero del que estamos hablando.
DECLARACION
DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Padre
Celestial ha entregado al Señor Jesús por mis pecados, para librarme de la
condenación eterna en la que se encuentra este mundo de tinieblas, y por haber creído
en Su Hijo el Padre Celestial me ha dado Su Gracia [ Caris del griego Unción del
Espíritu Santo, el favor inmerecido] y Su Paz y todo lo recibo por fe.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del
Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
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