Salmo 119:41-44; Salmo 2; Isaías 55:11; Romanos 8:38; Josué 1:8; Gálatas 1:4
Señor, que tu fiel amor llegue a mí, sálvame como lo
prometiste. Así podré responder a quien me ofende porque confío en tu palabra.
Ayúdame a hablar siempre de tu verdad; confío totalmente en tus normas.
¿Por qué se rebelan las naciones? ¿Por qué los guerreros hacen planes
inútiles? Los reyes y gobernantes se han unido en contra del Señor y del rey
que él eligió. Y dicen: ¡Cortemos las ataduras que nos imponen y liberémonos de
ellos! Pero Dios que está en el cielo,
se ríe de ellos. Luego, les habla enojado y los asusta, diciéndoles: Yo he
consagrado a mi rey en Sión, mi monte santo. Y el rey elegido dice: Déjenme
explicarles el decreto del Señor. Él me dijo: Tú eres mi hijo. ¡Hoy me he
convertido en tu padre! Sólo tienes que
pedirlo, y todas las naciones serán tuyas. El mundo entero será tuyo. Tú las golpearás con martillo de hierro y
podrás destruirlas como ollas de barro, si así lo deseas. Así que les digo a ustedes, reyes y líderes
de la tierra, despierten y escuchen mi consejo. ¡Obedezcan al Señor con temor y
respeto! Adórenlo con fervor. Demuestren
que son leales a su hijo para que no
tenga motivos de enojo. Si no lo hacen, estarán perdidos. Cambien pronto de
actitud y evitarán así su cólera. Afortunados los que confían en el Señor.
Así también pasa con mi mensaje, no volverá a mí vacío, sino que hará lo
que yo quiero y cumplirá bien el propósito para el que lo envío.
Pues estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni
la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los poderes diabólicos, ni lo que
existe, ni lo que vendrá en el futuro, ni poderes espirituales, ni tampoco lo
alto o lo profundo, ni ninguna criatura que existe. Nada podrá separarnos del
amor de Dios que se encuentra en nuestro Señor Jesucristo.
Repite siempre las palabras del libro de la ley de Moisés. Estúdialo día
y noche, de manera que puedas actuar de acuerdo a lo escrito en él, para que te
vaya bien y tengas éxito.
Jesús se ofreció a sí mismo para pagar por nuestros pecados según el
deseo de Dios nuestro Padre para rescatarnos de este mundo malo en que
vivimos.
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
Por en ti Señor Jesús he
puesto mi confianza, aunque los que me rodean se burlen de mi, ellos no saben
que lo hacen sin Ti y están en Tu contra. Estoy
convencido – en todo mi ser (espíritu, alma y cuerpo) que Sus promesas se
cumplen en mi vida. Su amor por mí, al darme Su Palabra la espada de doble filo
me salva de cualquier enemigo que se levante, dándome la victoria. Lo que debo
hacer es mantener Su Palabra en mi boca, en mis oídos y no apartarla de mis
ojos poniéndola en mi corazón y así poder declararla ante la circunstancia dándome la victoria.
Si no has recibido a Jesús tú Señor simplemente has la siguiente
oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti
en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
(Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo
venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu
y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra.
Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre
los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por 0darme tu Santo Espíritu como
lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección:
enriqueibarra.@integra.com.sv