jueves, 6 de octubre de 2011

Ahora son luz en el Señor Jesús


Efesios 5:8-11; 1 Juan 1:5-7; Romanos 14:17; Gálatas 5:22-23; Juan 3:18-21
Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz  (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)  y comprueben lo que agrada al Señor.   No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas,

Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.  Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.  Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.

Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo.

En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,  humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.

El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos.   Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS


Una vez estaba en oscuridad,  pero ahora soy luz en el Señor Jesucristo.  Por lo tanto, voy a vivir como hijo de luz.  El fruto de mi vida consiste en toda bondad, justicia y verdad.  Averiguo lo que agrada al Señor Jesús y sólo eso hago.  No tengo nada que ver con las obras de las tinieblas, sino más bien las expongo a la luz de La Palabra de Dios.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan
3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme a la siguiente dirección: enriqueibarra.@integra.com.sv