sábado, 17 de marzo de 2012

El Señor Jesús dice que no tema y que cobre ánimo.


Zacarías 8:12-13; 2 Corintios 9:5-11; Génesis 8:22; 12:1-3; Joel 2:22; Salmo 3:3; 67:6; Romanos 8:17; Filipenses 4:11-19; Efesios 6:10
 
Porque habrá simiente de paz: la vid dará su fruto,  la tierra, su producto, y los cielos,  su rocío; y haré que el resto de este pueblo posea todo esto. Y así como fuisteis maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. 
 ¡No temáis!  ¡Cobrad ánimo!

Por tanto,  consideré necesario exhortar a los hermanos que fueran primero a vosotros y prepararan primero vuestra generosidad antes prometida,  para que esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia nuestra.  Pero esto digo: El que siembra escasamente,  también segará escasamente;  y el que siembra generosamente,  generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación,  porque Dios ama al dador alegre.  Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia,  a fin de que,  teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario,  abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió,  dio a los pobres, su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra y pan al que come,  proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que seáis ricos en todo para toda generosidad,  la cual produce,  por medio de nosotros,  acción de gracias a Dios.

Mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor.

Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra,  de tu parentela y de la casa de tu padre,  a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande,  te bendeciré,  engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré  a los que te bendigan,  y a los que te maldigan maldeciré;  y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Animales del campo,  no temáis, porque los pastos del desierto reverdecerán  y los árboles llevarán su fruto; la higuera y la vid darán sus frutos.

Mas tú,  Jehová, eres escudo alrededor de mí;  mi gloria,  y el que levanta mi cabeza.

La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios,  el Dios nuestro.

Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo,  si es que padecemos juntamente con él,  para que juntamente con él seamos glorificados.

No lo digo porque tenga escasez,  pues he aprendido a contentarme,  cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia;  en todo y por todo estoy enseñado,  así para estar saciado como para tener hambre,  así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo,  bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.  Y sabéis también vosotros,  filipenses,  que al principio de la predicación del  evangelio,  cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir,  sino vosotros únicamente,  pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.  No es que busque donativos,  sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido  y tengo abundancia;  estoy lleno,  habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis,  olor fragante,  sacrificio acepto,  agradable a Dios. Mi Dios,  pues,  suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Por lo demás,  hermanos míos,  fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa.


DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

La Palabra de Dios sembrada en mi corazón crece dentro de mi y todo mi ser ha comenzado a dar fruto y va de aumento, porque la sigo regando y abonando lo que sembrado con la Palabra de Dios que sale de mi boca y asegura mi prosperidad espiritual, la del alma y para mi cuerpo. Esta es la herencia que he recibido del Padre, del Señor Jesús Cristo mi Dios y Él lo ha confirmado con la Sangre del Señor Jesucristo. No voy agachar mi cabeza ante la burla de las circunstancias que me rodean. Me mantengo firme y camino en el Camino que es el Señor Jesucristo hacia la riqueza de mi herencia en el Reino de Dios. No tengo miedo a lo que el mundo piensa o hace, he puesto mi confianza en el Señor Jesús mi Dios y mi Rey. Y en mi debilidad El me hace fuerte.  

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
enriqueibarra@integra.com.sv

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