Zacarías 8:12-13; 2 Corintios 9:5-11; Génesis 8:22; 12:1-3; Joel 2:22; Salmo 3:3; 67:6; Romanos 8:17; Filipenses 4:11-19; Efesios 6:10
Porque habrá simiente de paz: la vid dará su
fruto, la tierra, su producto, y los
cielos, su rocío; y haré que el resto de
este pueblo posea todo esto. Y así como fuisteis maldición entre las naciones, casa
de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición.
¡No
temáis! ¡Cobrad ánimo!
Por tanto, consideré necesario
exhortar a los hermanos que fueran primero a vosotros y prepararan primero
vuestra generosidad antes prometida,
para que esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia
nuestra. Pero esto digo: El que siembra
escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé
como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo
necesario, abundéis para toda buena
obra; como está escrito: Repartió, dio a
los pobres, su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que
siembra y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia, para
que seáis ricos en todo para toda generosidad,
la cual produce, por medio de
nosotros, acción de gracias a Dios.
Mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega, el
frío y el calor.
Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu
padre, a la tierra que te mostraré. Haré
de ti una nación grande, te
bendeciré, engrandeceré tu nombre y
serás bendición. Bendeciré a los que te
bendigan, y a los que te maldigan
maldeciré; y serán benditas en ti todas
las familias de la tierra.
Animales del campo, no temáis, porque
los pastos del desierto reverdecerán y
los árboles llevarán su fruto; la higuera y la vid darán sus frutos.
Mas tú, Jehová, eres escudo
alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados.
No lo digo porque tenga escasez,
pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener
abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como
para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece. Sin embargo, bien hicisteis
en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, filipenses,
que al principio de la predicación del evangelio,
cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de
dar y recibir, sino vosotros únicamente,
pues aun a Tesalónica me enviasteis una
y otra vez para mis necesidades. No es
que busque donativos, sino que busco
fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido y tengo abundancia; estoy lleno,
habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis, olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues,
suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza
poderosa.
DECLARACIÓN DE FE DE ACUERDO A
LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios sembrada en mi corazón crece
dentro de mi y todo mi ser ha comenzado a dar fruto y va de aumento, porque la
sigo regando y abonando lo que sembrado con la Palabra de Dios que sale de mi
boca y asegura mi prosperidad espiritual, la del alma y para mi cuerpo. Esta es
la herencia que he recibido del Padre, del Señor Jesús Cristo mi Dios y Él lo
ha confirmado con la Sangre del Señor Jesucristo. No voy agachar mi cabeza ante
la burla de las circunstancias que me rodean. Me mantengo firme y camino en el
Camino que es el Señor Jesucristo hacia la riqueza de mi herencia en el Reino
de Dios. No tengo miedo a lo que el
mundo piensa o hace, he puesto mi confianza en el Señor Jesús mi Dios y mi Rey.
Y en mi
debilidad El me hace fuerte.
Si no has
recibido a Jesús tú Señor simplemente
has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre
Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el
Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16;
Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en
otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu
Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste
de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo
Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra
te bendice favor de hacérmelo saber.
enriqueibarra@integra.com.sv
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