sábado, 25 de diciembre de 2010

Con Cánticos De Liberación Me Rodearás

Salmo 32 1-2, 7-10 (SRV2004)

<> BIENAVENTURADO aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados.   Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.   Tú eres mi refugio; me guardarás de angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. (Selah.)    Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos.   No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Con cabestro y con freno su boca ha de ser reprimida, Para que no lleguen a ti.
Muchos dolores habrá para el impío; Mas el que espera en Jehová, lo rodeará misericordia.


 DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.


Soy bendecido porque el Señor ha perdonado todos mis pecados. Estoy feliz porque mi Padre no tiene ninguna cuenta de mis pecados y me ha dado Su Espíritu, donde el engaño no puede entrar.
Dios es mi refugio contra todos los ataques del diablo. Él me rodea como con un cerco de protección. Él es mi liberación. El es Dios de todo el universo, mi Padre celestial, que me aconseja y sus ojos me cuidan. Jesús me enseña Sus caminos a través de Su Palabra, Su Ley y Su  instrucción son perfectas, y me dan conocimiento específico en lo que necesito ser guiado; en dónde debo detenerme; y dónde debo continuar avanzando. Tengo un profundo conocimiento de la voluntad de Dios en mi vida. Su gran amor me rodea y Él se encarga de que tenga certeza en todo lo que hago. Amén y Amén!!


Si tú no has hecho a Jesús tú Señor y Salvador te invito a que te rindas a Él,  porque Él pagó un precio alto por ti en la cruz del calvario, recíbelo,  Él ha resucitado y quiere hacer morada en tu corazón.

Declare esta oración con fe y Jesús hará morada en ti hoy y será tu Señor:

Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús.  Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9).

 Señor, tu dijiste que cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu Santo y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).  Creo en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén