miércoles, 29 de febrero de 2012

El Señor Jesús dijo Amad sin condición.


Lucas 6:35-38; Romanos 13:10; Hebreos 13:16; Mateo 5:46-48; 7:1-5; 18:21-22; Marcos 11:25; Proverbios 19:17; 28:27; Génesis 12:1-3; Santiago 2:13
 
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?  Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

No juzguéis, para que no seáis juzgados.  Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?  Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. A Jehová presta el que da al pobre,   Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.

El que da al pobre no tendrá pobreza;  Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.

 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

Toda mi forma de actuar con respecto a mis semejantes esta fundamentado en el mandamiento del amor. Incluyendo  a las personas que están en mi contra, soy amable y bueno con ellos y no pongo ninguna condición para poder ayudarles cuando lo necesitan. No soy movido por la forma en que ellos me responden, ni detengo mis bendiciones cuando me dañan. Incluso si soy rechazado no se los tomo en cuenta.  Sé que mi Padre Celestial esta atento a mis actitudes que deben ser como Él dice en Su Palabra; de acuerdo a Su mandamiento del amor  hay bendición abundante. Esto es lo que el Señor Jesús me mando a vivir en este mundo; ser diferente al mundo y a dar testimonio de que El que vive en mi y es verdadero y así poder hablar de Él con libertad y autoridad de lo que el Señor Jesús ha hecho en mi y como Él es de bueno, misericordioso, y como Él me ha redimido (comprado con Su Sangre para ser libre) y como ha quitado la carga del pecado en la cruz. Y lo que yo  he recibido por gracia, lo doy también a mis amigos como los enemigos.  Así ellos pueden disfrutar de los benéficos que Dios tiene para cada uno en Jesucristo Su Hijo. Por lo tanto, voy a caminar siendo guiado por el Espíritu Santo  en misericordia y compasión como Él lo hizo conmigo. No busco el juicio ni la condenación de los que están en el mundo,  y cuando alguien se levanta en mi contra le bendigo en el nombre del Señor  Jesús y pongo la situación ante mi Padre Celestial para que El obre con justicia.  El Señor Jesús me enseña en Su Palabra que soy bendecido cuando doy a los que me rodean  porque yo recibo de El una medida abundante y rebosante.  Esa es la bendición de ser un dador en el Reino de Dios.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com

martes, 28 de febrero de 2012

El Señor Jesús dio bienaventuranza a mis ojos y oídos.


Mateo 13:11-12, 15-16; Lucas 8:10; 1 Corintios 2:6-16; Daniel 1:4, 17, 20; 2:22-23; Juan 10:10; Salmo 107:20; 1 Juan 2:20; 5:20
 
Jesús respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente,  Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos,  Y con el corazón entiendan,  Y se conviertan,  Y yo los sane.  Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,  Ni han subido en corazón de hombre,  Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?  Más nosotros tenemos la mente de Cristo.

Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.

A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.

En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.

El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Envió su palabra, y los sanó,  Y los libró de su ruina.

Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

El Señor Jesús me ha dado la facultad de conocer los secretos y misterios del Reino de los Cielos.  Me ha dado sabiduría y conocimiento y Dios está continuamente vertiendo más y más en mi vida para que pueda ser ricamente abastecido para  vivir en la plenitud de Sus leyes de la abundancia.  Los ojos de mi entendimiento han sido iluminados por la Palabra de Dios, ahora puedo ver con ojos de discernimiento y  escuchar con oídos de comprensión.   Entiendo y reconozco las cosas del espíritu.  Soy receptivo al poder sanador de Dios.  Me siento bendecido, feliz, y afortunado  porque tengo la capacidad dada por Dios para ver y escuchar las cosas como realmente son.

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com

Fortalecido en la fuerza del Señor Jesús.

Efesios 6:10-18; Colosenses 1:27-29; 2 Corintios 2:11;4:13; 5:7, 21; 6:7; 10:3-6; Marcos 16:17-18; Lucas 10:19; 1 Juan 4:1-4; 5:14-15
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación,  y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;  orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
Porque por fe andamos, no por vista.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
En palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra;
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.  Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
Apoyándonos también en: Romanos 8:37-38; Salmo 91:13: Isaías 11:5;  52:7; 59:17; 1 Tesalonicenses 5:8: Hebreos 2:5-10; 4:12; 10:35-11:1; Filipenses 1:4; Juan 14:13-14; 1 Corintios 14:15 y Josué 1:5-9
  
DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.
Soy fuerte en el Señor Jesús, y en el poder de Su fuerza.  Llevo puesta continuamente toda la armadura de Dios para vencer los malvados planes del diablo, porque sé que mi lucha no es contra carne y sangre (hombres o adversarios físicos), sino contra los principados y potestades, los gobernadores de las tinieblas de este mundo, y las fuerzas de la maldad en el reino espiritual.  Como un soldado en el ejército de Dios, soy muy capaz de defenderme (como un conquistador), contra las fuerzas de ataque. Y después de haber hecho todo lo que tengo que hacer para derrotarlos, sea cual sea la situación, yo estaré como un vencedor, con el diablo debajo de mis pies a donde pertenece.  Estoy, por lo tanto, con el cinturón de la verdad sobre mis lomos, porque la verdad es la que mantiene toda mi armadura junta. Tengo la coraza de justicia, el hecho de que soy la justicia de Dios en Jesucristo,  asegura mi corazón.  Mis pies están equipados con el apresto del Evangelio de la Paz.  Las trampas de Satanás no me toman desprevenido y siempre estoy dispuesto a pisotear su reino y creo firmemente en establecer el Reino de Dios en la tierra.  Tengo el escudo de la fe para extinguir todos los dardos de fuego del enemigo y cubrirme y avanzar.  Cuando un dardo de fuego de la enfermedad me ataca, creo en la Palabra de Dios y la declaro con fe y se apaga la enfermedad. Cuando un dardo de fuego de desastre financiero me ataca, le hablo la Palabra de Dios sobre esa situación y se apaga.  Cuando un dardo de fuego viene, yo uso mi fe, creyendo y hablando la Palabra de Dios sobre el problema hasta que el problema se elimina.  Tengo el yelmo de la salvación para proteger mi mente en contra de todos los pensamientos diseñados para hacerme renunciar a mi fe.  Sé, sin sombra de duda de que lo que el Señor Jesús hizo por mí es Verdad y que no importa lo que pasa en mi vida, voy a estar con Él por toda la eternidad.  Por lo tanto, no hay absolutamente ninguna razón para ceder, no, al contrario, me quedaré en la lucha hasta que mi victoria sea completa y Dios recibe la gloria! Como un soldado y conquistador avanzo con el Señor Jesus, empuñando el arma más poderosa en el universo, la Espada del Espíritu, que es la misma Palabra del Dios Vivo.  Con la Palabra de Dios disperso y extermino al enemigo que tontamente trata de atacarme. Por último, me mantengo en oración y súplica en el Espíritu, velando con toda perseverancia y súplica por todos los santos. He sido llamado a ser un guerrero de oración para el Señor Jesús y nunca voy a permitir que el diablo me detenga, me desaliente  o me haga renunciar a mi fe en la Palabra de Dios.
Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.
Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com

domingo, 26 de febrero de 2012

Estoy listo Señor Jesús.


Joel 3: 9-10; 1 Corintios 15:57; Efesios 6:10-18; 2 Timoteo 1:6-7; Filipenses 3:12-14
 
Proclamen esto entre las naciones: ¡Prepárense para la batalla!   ¡Movilicen a los soldados!  ¡Alístense para el combate todos los hombres de guerra!  Forjen espadas con los azadones  y hagan lanzas con las hoces.  Que diga el cobarde: "¡Soy un valiente!"
Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.  Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.  Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación,  y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

DECLARACION DE FE DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS.

A pesar que mi victoria ha sido sellada y la lucha por mi libertad se ha acabado, todavía existe una guerra espiritual y he determinado ganarla en el Nombre que es sobre todo nombre. Me preparo para la batalla diaria, me mantengo en un estado de vigilancia permanente. Cuando el enemigo y las adversidades desfavorables para mi vida vienen en mi contra, las ataco sin piedad con La Palabra de Dios que es mi espada de doble filo.  Confieso la Palabra de Dios con mi boca y en el nombre del Señor Jesús las declaro con fe ante cualquier circunstancia y las echo fuera de mi vida. No voy a permitir que las debilidades, errores, o locura de mi pasado me detengan. Me paro firme y creo que soy lo que Dios dice que soy y puedo hacer lo que la Palabra de Dios dice que puedo hacer: ¡Soy fuerte en el Señor Jesús y en el poder de Su fuerza!  ¡El enemigo está derrotado, mi Señor Jesús ya lo venció y en El soy más que vencedor!!!

Si no has recibido a  Jesús tú Señor simplemente has la siguiente oración creyendo en tu corazón y Cristo será su Salvador:
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» y «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Hechos 2:21; Romanos 10:9). Dijiste que sería salvo cuando el Espíritu Santo venga a morar en mí y me haga nacer de nuevo (Juan 3:5-6, 15-16; Romanos 8:9-11), y que si te lo pido, seré lleno del Espíritu y podré hablar en otras lenguas (Lucas 11:13; Hechos 2:4).
Confío en tu Palabra. Confieso que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que lo resucitaste de entre los muertos. Gracias por entrar a mi corazón, por darme tu Santo Espíritu como lo prometiste y por ser el Señor de mi vida. Amén.

Si tus has hecho esta oración escríbeme o esta Palabra te bendice favor de hacérmelo saber.
hosanna.enriqueibarra@gmail.com